Otros heráclidas eran Macaria, Agelao, Manto, Tlepólemo, Télefo y Bianor[cita requerida].
Euristeo, al ver rehusadas sus exigencias de rendición, atacó Atenas, pero fue derrotado y muerto.
Hilo y sus hermanos invadieron entonces el Peloponeso, pero tras un año de dominio fueron obligados a retirarse por una peste.
A este segundo intento siguió un tercero por parte de Cleodeo y cuarto por Aristómaco, fracasando ambos igualmente.
El oráculo, consultado de nuevo por Témeno, le ofreció hacer un sacrificio expiatorio y desterrar al asesino durante diez años, y buscar a un hombre con tres ojos para que les sirviese de guía.
Los heraclidas, que así se convirtieron en prácticamente dueños del Peloponeso, procedieron a distribuir su territorio entre ellos por sorteo.
Es reseñable que no se mencione a estos heraclidas o su invasión en las obras de Homero y Hesíodo.