Aunque ambos personajes suelen ser considerados como entidades separadas, lo cierto es que en la Suda, enciclopedia bizantina, se las refiere conjuntamente bajo la misma entrada, y también Zenobio las relaciona estrechamente.
También se ha sugerido que Macaria pudiera ser la contraparte del dios Tánatos, comprendido como la personificación de la muerte no violenta o dulce, acaso como una asociación metafórica.
Fue entonces cuando un oráculo había vaticinado que Atenas saldría victoriosa solo si era sacrificada una doncella de sangre noble en honor a Perséfone.
Como en ningún caso se le concedería una vida normal y feliz, no tuvo más remedio que ofrecerse como víctima para salvar a la ciudad y sus habitantes; llena de valor rechazó el sorteo que implicaba a otras muchachas y se ofreció a sí misma ante el altar.
Más tarde los atenienses la honraron con fastuosos ritos funerarios, pero sobre todo mito tiene un claro aspecto epónimo: el manantial donde Macaria perdió la vida, cerca de Maratón, lleva desde entonces su nombre.