Pertenece a la serie de los Primeros Diálogos, escritos en la época en que el autor era aún joven, cuya característica es un desenlace trunco, es decir, sin llegar a una conclusión precisa y aceptada del tema o concepto que se discute.
Ledger, en Re-counting Plato (Oxford 1989) realizó un análisis del texto por computadora y consideró no concluyentemente: "Sopesando la evidencia para la autenticidad, ésta es bastante convincente".
Se encuentra con Sócrates, quien le pregunta por qué un hombre tan importante y sabio como Hipias ha privado a los atenienses de su presencia por tanto tiempo.
Y si Hipias ha pasado la mayor parte de su tiempo en Esparta, pregunta entonces, ¿debería él estar donde gana más?
[8] Sin embargo, como Sócrates enfatiza, la ley está hecha precisamente para la utilidad y felicidad de los ciudadanos, dos cosas a las que Hipias habría podido contribuir grandemente.
Éste entonces le pregunta cómo, sin embargo, tuvo él tanto éxito en esta severa ciudad de Laconia.
En seguida proclama estar encantado pues finalmente, alguien tan competente como Hipias podrá dar su opinión sobre la naturaleza de la belleza.
La segunda respuesta ofrecida por Hipias es la siguiente: "Esto que me preguntas, la belleza, no es sino el oro...
Además, tanto el oro como cualquier otro metal precioso sólo otorga belleza si es usado correcta, o “convenientemente”.
Esta vez, Hipias cree entender: Sócrates quiere saber qué cosa ningún hombre encontrará fea.
Sigue a continuación una escena muy cómica, en la que Sócrates muestra el miedo de ser castigado con una varilla por su acosador si le contestase con tal respuesta.
La belleza en este sentido entonces se aplica a los hombres ordinarios, pero sería fealdad para héroes y dioses.
Hipias sugiere que la conveniencia proporciona al mismo tiempo la realidad y el aspecto de la belleza.
; no me refiero a todos los placeres, sino al que nos da felicidad mediante la audición y la vista.
Por otro lado, parece llamativo que sólo los sentidos de la vista y el oído sean considerados.
Como única certeza, con sentido del humor concluye que, ahora puede comprender mejor el viejo proverbio griego "las cosas hermosas son difíciles".
Pero, como sucede en Cármides, Lisias y Eutifrón, el Hipias Mayor tiene una virtud "anatréptica" o auto-censurable, el propósito del autor es revelar los fallos de las opiniones comúnmente aseveradas, sin necesariamente ofrecer una solución, algo que se asume para los posteriores textos.
En términos de desarrollo filosófico, el Hipias Mayor no es mucho más avanzado que los otros diálogos tempranos.
El concepto de "bueno en y por sí mismo", aunque sólo en forma oblicua, hace su primera aparición en esta obra.