Los caballeros

Aristófanes nunca le perdonó, y escribió Los caballeros como respuesta.

Los dos esclavos encuentran al vendedor y le explican su plan, mostrándose este más que dispuesto a ayudarles.

La obra degenera entonces en el vendedor de morcillas amenazando con hacer todas las cosas terribles que el paflagonio hizo a Demos, y más.

Ambos intercambian insultos, e intentan superarse uno al otro en idiotez y grosería.

El vendedor de morcillas resulta no ser un tirano cruel, habiendo dicho tales cosas sólo para ser elegido, trayéndole a Demos una Tregua (personificada como una hermosa doncella).