Su primer uso se aplica en la crónica para referirse a la alianza entre los estados de Colhuacan, Tollan y Otompan, la cual, según él, fue formada en el año 1 cuchillo del calendario mexica, equivalente al año 856 gregoriano, y duraría 191 años.Otros nombres también son usados para referirse a esta alianza, siendo éstos Excan Tlahtoloc y Excanpa ye teuctlahtoloc.El nombre Excan Tlahtoloyan se puede traducir como «Triple Sede» (tlahtolo, pasivo del verbo tlahtoa, que significa «hablar» o «gobernar».El Códice Osuna, por otra parte, usa un término distinto para referirse a la alianza entre México-Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan.[3] Diversos pueblos convivieron en la etapa final del desarrollo mesoamericano, conocido arqueológicamente como Posclásico tardío, que comprendió de los siglos XIII a XV.En este tiempo la entidad política de mayor complejidad llegó a ser México-Tenochtitlan (Carrasco 1996), cuyo ascenso al poder se remonta a una coalición militar establecida en 1428 y conocida como la Triple Alianza, que vinculó a tres estados emergentes: los mexicas, cuya ciudad capital fue México-Tenochtitlan, que sería el centro rector en lo político y en lo militar; los Acolhua con Texcoco como ciudad primordial, considerada centro cultural por excelencia; y Tlacopan, un centro secesionista tepaneca.En cuanto al otro estado indígena, el Imperio purépecha, cuya ciudad principal fue Tzintzuntzan, que al final de su periodo histórico funcionó como su capital política, impuso su dominio militar en una amplia zona que comprendió el centro-norte y occidente de México.Hacia el siglo XIII los mexicas se asentaron en Chapultepec, desde donde fueron expulsados por una coalición de enemigos.[4] Cuando el tlatoani debía tomar decisiones fundamentales, por ejemplo la declaración de la guerra, deliberaba con algunos asesores.Aunque es cierto que los estados sometidos no tenían independencia política total, seguían gobernados por grupos locales.El modo en que los mexicas impusieron su dominio sobre otros pueblos mesoamericanos fue diverso, no ajustándose a una estructura imperial tradicional como en las monarquías europeas.Las resoluciones podían ser reclamadas, apeladas con mejor técnica jurídica, ante el tribunal del rey.Además, según el historiador Ross Hassig, existían rangos militares inalcanzables por la gente común, incluso por los que habían conseguido estatus de noble.Un probable ejemplo de ello es el caso de los Guerreros Otomíes (Otontin, plural; Otomitl, singular), quienes eran superiores a las órdenes Jaguar y Águila; Hassig piensa que este rango, probablemente, no era alcanzable por gente común, aunque también se ha sugerido lo contrario.A este grupo de la gente común pertenecían los artesanos, los comerciantes y los campesinos o el simple pueblo.Además, los campesinos tenían que pagar un impuesto a su calpulli, noble o rey, el cual aumentaba conforme crecía la población.Sin embargo, aunque sus circunstancias, en ciertos aspectos, no eran tan desfavorables como en las sociedades esclavistas de la Antigua Roma o los Estados Unidos, como ejemplifican Smith y Berdan, seguían siendo propiedad sin libertad e incluso podían ser sacrificados si sus dueños lo permitían.En primer lugar, su control sobre los otros pueblos les permitía contar con abundante mano de obra.Tenochtitlan, capital de los mexicas, estaba construida en una isla en el centro del lago Texcoco.Al cacao de baja calidad y mezclado con granos falsos se le llamaba cuauhpatlachtli.Solo algunas regiones conflictivas fueron gobernadas directamente por funcionarios nombrados en Tenochtitlan con atribuciones políticas y militares.Los tributos llegaban a Tenochtitlan de todas las regiones del imperio: alimentos, tejidos, artículos preciosos, y también seres humanos cautivos destinados al sacrificio.Como se consigna en la Matrícula de Tributos, los pueblos sometidos tenían que pagar diversos tributos: maíz, frijol, amaranto, chía, mantas y telas, copal, liquidámbar, sal, trajes militares, productos que se elaboraban en la región, y contribuir con hombres para la guerra.Al ser lugares donde los mexicas podían obtener alimentos y hombres para la batalla, estas ciudades se convertían en un enemigo potencial.Después de haber derrotado al enemigo, los mexicas tomaron el control y los tlaxcaltecas se rebelaron.Para lograr ser liberados del bloqueo, negociaron un acuerdo mediante el cual se les permitía conservar su independencia a cambio de que participaran en las guerras floridas.Como llegó a decir Cristóbal Colón que había visto una canoa cargada con mercancía muy extravagante.En este campamento los antiguos comerciantes mexicas viajaban para obtener algunas de las materias más valoradas, por la lejanía desde donde se traían y la dificultad.Aunque aquí hubo un intercambio cultural entra ambas naciones, tanto que se llegaron a considerar como pueblos hermanos.Cerca de 1473 las tropas mexicas fueron a la frontera este del reino tarasco, precisamente en Taximaroa, encabezados por Axayacatl, mismo que recibió una herida mortal en la cabeza.
Grupo de arriba, de izquierda a derecha:
un hombre común transportando una carga, mujer
zapoteca
bien vestida, comerciante con un abanico de plumas, mujer
huasteca
con un
quexquémitl
, mujer mexica cuyo aspecto se basa en
la Malinche
, traductora y consejera de
Hernán Cortés
.
Grupo de abajo:
sacerdote del dios de la lluvia
Tláloc
con un sahumador (
tlémaitl
) en la mano izquierda y una bolsa
xiquipilli
en la otra, sacerdote sacrificador con la piel pintada de negro portando un cuchillo de
obsidiana
en la mano izquierda, un hombre
mixteco
, el
huey tlatoani
(emperador) vistiendo una diadema de oro con plumas de
quetzal
, un sacerdote con cabello largo y piel pintada de negro practicante de la
autoflagelación
usando un hueso.
La familia de un gobernante rebelde (a la derecha de la imagen) llevando collares de esclavos (
cuauhcozcatl
), mientras el mismo gobernante es ejecutado. Ilustración del
Códice Mendoza
.
Una página de la
Matrícula de Tributos
, un registro de los tributos pagados a México-Tenochtitlan por las provincias tributarias. Ésta muestra los tributos pagados por la provincia de
Tepecoacuilco
(su
glifo
ubicado en la esquina inferior izquierda) y sus pueblos, incluyendo un pago de 100 hachas de cobre o bronce y de 1600
cuachtli
s (debajo de los uniformes militares), entre otros objetos que eran entregados.