Adquirió además el dominio de los idiomas francés, inglés, alemán, italiano, portugués, griego y latín.
[1] Aún con sus dificultades económicas, intentaría socorrer a aquellos menos afortunados que él.
Ante esta problemática, solicitaría en múltiples ocasiones ayuda a su padre, quién prometería auxiliarlo económicamente todas las veces, pero nunca mantendría su palabra.
[1] En efecto, sería por estas fechas que realizaría la primera publicación de un poema suyo en la revista “El Correo de Ultramar", producida en París y distribuida a través del continente americano.
Asimismo, este ordenaría la traducción del libro al español, inglés y alemán.
No obstante, durante sus primeros años pasaría a un segundo plano ya que Gutiérrez Lizano desconfiaba de su habilidad y delegó la mayoría de gestiones importantes a Jules Chirion, quien no estaba oficialmente designado por Costa Rica.
Sin embargo, sus labores se verían retrasadas ya que Gutiérrez Lozano se negaría por varios meses a entregar las cartas de retiro oficial ante el gobierno británico, impidiendo así que Manuel María pudiera entregar sus cartas credenciales, y con ello de ser reconocido oficialmente como representante del país ante Gran Bretaña.
[1] Durante esta labor, tuvo que enfrentar en 1875 el escándalo provocado por las declaraciones del cónsul británico en Costa Rica, Edward R. Meugens, quién a través de un informe se referiría a los altos cargos del gobierno costarricense con términos inmensamente agravantes.
[1] Empero, en este mismo año sería nombrado como Ministro Residente en Bélgica y, posteriormente, Ministro Residente ante el Gobierno de los Estados Unidos, por lo que no se encargaría del seguimiento a este reclamo.
Estas tensiones se verían producidas en virtud de que lo establecido en el Tratado Cañas-Jerez afectaba los intereses de Nicaragua para desarrollar un canal interoceánico a través del río San Juan, que divide ambos países.
[1] Seguido a esto, Estados Unidos se interesaría en la construcción del canal y lograría que los países europeos acabaran con los planes privados para la construcción del susodicho, en pro de los intereses estadounidenses.
Ante estas contradicciones Hamilton Fish, Secretario de Estado, argumentaría que su gobierno había planeado construir el canal en cuestión únicamente en terreno nicaragüense.
Pero, Peralta, siendo ávido conocedor de la geografía costarricense explicaría y convencería a Fish de que los planes estudiados tocaban terreno costarricense, dando pie a la redacción final del tratado en cuestión.
Por esta razón, Peralta intentaría infructuosamente de explicarle que tal situación se vio remediada al aceptarse los credenciales del supra, quedando implícitamente sin efecto las disposiciones de la nota que produciría el conflicto.
Escribió varias obras históricas de importancia y publicó ricas colecciones documentales.
En un primer momento, realizaría la solicitud ante la Corona española, en ese entonces representada por el Rey Alfonso XIII, no obstante al ser este título un título imperial Romano y al estar este imperio extinto, se le dirigió a la Santa Sede; como legítima sucesora del Sacro Imperio Romano.
Dicho Premio ha sido otorgado hasta el momento, en sus quince ediciones a las siguientes personalidades: Fernando Volio Jiménez, Fabio Fournier Jiménez, Carlos José Gutiérrez Gutiérrez, Elizabeth Odio Benito, Sonia Picado Sotela, Rodolfo Piza Escalante, Rodrigo Madrigal Nieto, Gonzalo J. Facio Segreda, Óscar Arias Sánchez, José Luis Molina Quesada, Manuel Ventura Robles, Bernd H. Niehaus Quesada, Edgar Ugalde Álvarez, Rodrigo Oreamuno Blanco y Alvar Antillón Salazar.