Guerra castellano-leonesa (1196-1197)
En medio del conflicto, Alfonso IX de León fue acusado por el papa Celestino III de aliarse con un musulmán para luchar contra un reino cristiano y fue excomulgado, provocando que Portugal se uniera a la guerra contra León.Al final, los almohades firmaron una tregua con Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX, al ver que había sido abandonado por su aliado y su reino estaba siendo invadido, tuvo que pedir la paz.[3] El califa almohade, Abu Yúsuf al-Mansur, desembarcó en la península Ibérica en julio del mismo año para repeler a los invasores.[7][8] El Papa intentó evitar esta guerra llamándolos a una alianza contra el califato almohade.[7] Aunque Navarra inicialmente estaba dispuesta a ayudar a Castilla y Aragón, éstos elaboraron un plan para dividir Navarra, lo que provocó que Sancho VII se aliara con Abu Yúsuf.[12] Tras tomar estas ciudades, sitió Toledo, pero fue defendido con éxito por Alfonso VIII y 1.000 hombres aragoneses liderados por Pedro II de Aragón.[13][14] En el camino de regreso a África, atacó Guadalajara, Cuenca, Oreja, Huete y Uclés .[28] Continuó su campaña atacando Madrid, Guadalajara, Oreja, Uclés, Huete, Cuenca y Alarcón.[31][32] Alfonso IX se encontró en una situación difícil: su aliado, Abu Yúsuf al-Mansur, lo había abandonado y ahora no contaba con el apoyo de nadie.[41] La cruzada tuvo éxito, poniendo fin a la guerra hispano-musulmana de 1172-1212 e iniciando la decadencia del califato almohade,[42] lo que también provocaría su desintegración en la península Ibérica y el comienzo del tercer período de taifas.