Juan David García Bacca

[…] Y sea dicho con cruda verdad, tal noticia no me impresionó cual lo debiera por natural, por humanidad.Tan insípido, finito, entorno familiar no hace más que reforzar su ímpetu, su vocación, de cronopio; forjará García Bacca un riguroso estilo, un modo de vida filosófico, con peculiares travesuras, que en algunos causará asombro y admiración, aunque en otros causará rechazo.En Lovaina llegó a conocer la corriente renovadora de la filosofía tomista, en la que había sido formado.En este periodo se enfoca en su formación científica al estudiar en universidades como Múnich, Zúrich y París.Los años treinta se caracterizan por una separación progresiva de sus estudios eclesiásticos, proceso agudizado por la Guerra Civil y el exilio.Emprenderá entonces un viaje, impulsado en buena medida por las enseñanzas bien recibidas de la teología cristiana, hacia lo infinito.En ese año, cuando las autoridades eclesiásticas le ordenan regresar a la España de Franco donde se arriesgaba a ser juzgado y represaliado por su alineación co el bando republicano y se le prohíbe publicar sus escritos, decide rebelarse.[2]​ Crítico con la sublevación franquista, permaneció en París durante las hostilidades, años en los que se dedicó a la lógica.Influyó en la formación de Ernesto Mayz Vallenilla, Juan Nuño Montes, Ludovico Silva, Federico Riú, Eduardo Vásquez, J.R.Los países donde más raíces echó, Venezuela y Ecuador, no escatimaron en reconocerlo tempranamente como a un gran filósofo-literato.[8]​[9]​ García Bacca realiza un insistente y honesto elogio a la técnica, pagando así una deuda que tenía la filosofía con ella.Un ejemplo de ello se encuentra en su libro Infinito, transfinito, finito, donde asegura que la escolástica marcó el principio del cálculo diferencial.La noción de campo incipiente en Newton es desplegada por Einstein, y es planteada por Bacca como visión filosófica del mundo postrenacentista.Magos, brujos y profetas se distinguen por su capacidad de predecir los acontecimientos que han de-venir.[12]​ La filosofía prospectiva significa hacer hacia adelante, apuntando a un objetivo, sin consideración de lo subjetivo; el "futuro" se predice.La retrospectiva, en cambio, significa considerar lo ya hecho, como dicen en Venezuela: lo bailado, y por tanto, implica exponerse al "porvenir" como algo desconocido; llegado el momento el sujeto hará un balance entre lo viejo y lo nuevo.Y como las ciencias —siempre, pero sobre todo en nuestros días—, han tenido por modelo la finalidad prospectiva: poder prever, la racionalidad antecedente, seguida de una justificación racional consecuente, que no es sino la misma antecedente recorrida en sentido inverso, de ahí que en biología, inspirada más o menos conscientemente por tal ideal físico-matemático, se haya propendido a una explicación finalista prospectiva y retrospectiva, ambas la misma finalidad en doble sentido.Aún en la forma de vida más primitiva se hace visible el contraste termodinámico; cualquier célula en su tarea conservadora, sintrópica, que implica regular y cuidar, se expone a la incertidumbre entrópica del resto del universo, al "estar siendo" en contracorriente.Cada novedad adaptativa —adaptación en el sentido en que lo plantea León Croizat— se hace obsoleta frente a las nuevas condiciones del ambiente.García Bacca trató con competencia temas como la probabilidad, el indeterminismo, las lógicas no clásicas, los métodos axiomáticos y los fundamentos de las matemáticas.Para Bacca queda abierta la posibilidad creadora, pues en la hermenéutica de Dilthey, Heidegger, Gadamer, etc., subyace la innovación.La estrategia del ser humano renacentista, su nueva maniobra mortal, es ver a la naturaleza como una cúspide montañosa.Los atributos aventureros del ser moderno son pues como enredaderas que trepan hasta la cima, la libertad.No; transfinitar implica que salido ya del encierro, el liberado, notará gracias a su nuevo invento, tecnología, teoría, paradigma, etc, "hallarse salido a un universo"..."más amplio en comprensión y extensión que todos los anteriores".[8]​ Pero además para García Bacca divulgar, no se limita solo a vulgarizar las elaboradas (en lenguaje académico y elitesco) e intrincadas (en lenguaje hipertécnico) ideas de los filósofos, ni mucho menos se limita a bajar al pueblo un elixir que acaso le sea ajeno, no; para el filósofo hispano-venezolano la filosofía es producto de los poderes creadores del pueblo, y de su lenguaje llano y sabio (sabiduría popular).Ya desde Descartes se plantea en la ciencia el corte arbitrario que hace la técnica valiéndose de la supuesta dicotomía sujeto-objeto.Ocurre en efecto una cisura, un corte epistemológico a través de la función sensorial que toca con la mirada (humana).Pues como dice el dicho "cuando hay santos nuevos, los viejos no hacen milagros".Es común decir "lo primero es la salud", sin embargo, arrojamos al alma a las más extraordinarias aventuras y metamorfosis, de tipo religiosas, culturales, teóricas, éticas, etc. Y el alma no se ha acobardado ante tales empresas.García Bacca, cual profeta —retrospectivo— nos anuncia que el ser humano actual llegará a transustanciar su cuerpo.