Francisco Javier Llorens y Barba

Como maestro más influyente en Llorens, cabe destacar a Ramon Martí d'Eixalà, profesor de filosofía y derecho, que contribuyó decididamente al ingreso en las aulas catalanas de la “filosofía escocesa o del sentido común” debida a Thomas Reid y Dugald Stewart, aunque Llorens prefirió los postulados de William Hamilton, beligerantes contra el optimismo hegeliano respecto a la absoluta capacidad del conocimiento humano.Aunque Llorens no negaba el valor y la necesidad de las ciencias –fue aficionado a seguir su progreso- era hostil al retroceso de los valores espirituales que se verificaba en la nueva sociedad industrial.En su formación, a lo largo de toda su vida, cabe contar los numerosos viajes que realizó por distintos puntos de España; destacan los realizados por Andalucía, Castilla, País Vasco, Navarra, Aragón, Mallorca y también Francia.A ellos se deben los distintos epistolarios que aportan información sobre su personalidad, y su visión privilegiada de la diversidad cultural propia del país.Todo ello se debía a la acción política de los moderados catalanes como Agustín Yáñez, Ramón Anglasell, Juan Agell, Juan Cortada, Francisco Permanyer, Víctor Arnau o Antonio Bergnes de las Casas, que procuraron salvaguardar los intereses universitarios frente a leyes centralizadoras como el Plan Pidal (1845) y la Ley Moyano (1857).Esas y otras tensiones llevarían a la aparición del catalanismo político durante la siguiente generación.En los apuntes correspondientes al citado curso 1854-1855, recogidos por el alumno Luis Álvarez, Llorens, siguiendo las teorías herderianas, vincula la idea de nación a la existencia, entre otros nexos, de una lengua común a sus gentes, dando con ello, quizás involuntariamente, argumentos al provincialismo catalán del momento, y en un futuro a las tesis radicales del federalismo y nacionalismo.