Psicologismo

El sentido subjetivo impondría límites insuperables al potencial de conocer la realidad última.

La noción de psicologismo posee un marcado carácter polémico; Lalande, al realizar la crítica del término, señala que, al igual que otros muchos nombres análogos, el psicologismo «no se emplea más que para desaprobar o eliminar una actitud a la cual nos oponemos»; aunque no siempre sucede así, como indica Edmund Husserl, siguiendo el planteamiento de Carl Stumpf, en su obra Investigaciones lógicas (trad.

Como psicologista hay que considerar principalmente al empirista inglés David Hume, quien pretende reducir casi todo a psicología, más aún, a mera "psicología empírica", de forma que la única realidad admisible para él es la sensible, reduciendo también todo conocimiento al mero conocimiento sensible; en esa línea se había movido ya Locke.

La lógica debe sus fundamentos teoréticos íntegramente a la psicología, y encierra en sí tanto de esta ciencia como es necesario para fundar las reglas del arte».

[2]​ También cabe destacar a Theodor Lipps, que hace derivar del fundamento psicológico todas las demás disciplinas.

Por otro lado, sigue comentando Husserl, al tener que basarnos en la inducción, con «ello no se demuestra la validez de la ley, sino tan sólo la probabilidad más o menos alta de esta validez».

[9]​ De igual manera, y ésta es una tercera consecuencia empirista del psicologismo, dice Husserl: «Si el conocimiento de las leyes lógicas tuviese su fuente en los hechos psicológicos... poseerían necesariamente un contenido psicológico en un doble sentido: serían leyes para los hechos psíquicos y supondrían o implicarían la existencia de estos hechos.

[10]​ Por sus consecuencias, el psicologismo se presenta también, sigue señalando Husserl, como un relativismo escéptico o antropologismo, ya que «toda teoría que considera las leyes lógicas puras como leyes empírico-psicológicas a la manera de los empiristas o que las reduce de un modo más o menos mítico a ciertas `formas primordiales' o funciones del entendimiento `humano', a la conciencia en general, a la constitución psicofísica del ser humano, al intellectus ipse, que, como facultad innata, precede al pensamiento real y a toda experiencia, etc., es eo ipso relativista»;[11]​ con lo que inicia una dura crítica al antropologismo de la lógica de Sigwart,[12]​ a B.