[4][5] Aprobada la licencia virreinal y obtenido el permiso del superior Juanino, se iniciaron de inmediato los trabajos para su construcción.
[2][3] Las enfermedades respiratorias eran las principales causas de consulta e internamiento en el hospital.
Se atendían enfermos con tos crónica, catarros, dolores de garganta, oídos y en casos graves la neumonía.
[2][3] Para que la sección femenina no consumiera los recursos financieros del hospital, se le dotó de capital propio estimado en trescientos pesos.
[2] En 1820, al entrar en vigencia la Constitución de Cádiz, se estableció la prohibición a las órdenes religiosas para otorgar servicios hospitalarios.
[8][9] El segundo formado por los territorios que integran al estado de Hidalgo, para el que designó como capital a Actopan y nombró como comandante a Pedro Hinojosa.
[11] Para 1921, se le incorporaron otras escuelas a este Instituto, llamándose Universidad de Hidalgo, hasta 1925, año en que recupera el nombre de Instituto Científico y Literario (ICL).
Ante alumnos, profesores, autoridades universitarias y gubernamentales, así como del Secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet.
[10] En el edificio anexo que fuera sede del Poli, albergó las carreras de Derecho, Ingeniería Industrial y Trabajo Social; así como a un conjunto de talleres y laboratorios.
[11] Durante esa fase de adecuaciones, se desmontaron los gabinetes donde se impartían materias específicas a fin de utilizar los espacios para nuevas aulas u otras áreas que la institución requería.
[16] Una segunda etapa se desarrolló en 2012, destacando la restauración de las puertas principales del edificio.
[6] A uno y otro lado se extiende un frondoso jardín con arboleda dividido en tres prados.
Esta escalera conduce a una banqueta revestida de losas que se extiende a toda la fachada, la que en la parte central presenta tres puertas con cerramiento de medio punto con dovelaje de cantera blanca sobre jambas del mismo material sin impostas, y seis ventanas equidistantes a cada lado.
[6][24] Con seis módulos a cada lado dan ritmo al resto de la fachada.
[25] El segundo cuerpo de la fachada, se repiten las pilastras, los nichos fueron alterados para abrir ventanas.
[25] En la portada lateral, que ahora sirve de acceso al salón, hay una pequeña escalinata y pilastras.
[25] Se puede observar en el segundo cuerpo un nicho coronado por una concha o venera, que está adornada por hojas de acanto y dos pináculos muy esbeltos.
[6] A la altura del coro, se le puso un piso intermedio de lámina acanalada sobre viguetas.
[11] Se decidió construir una torre que contribuyera a equilibrar el conjunto valiéndose de las líneas Art-Decó para evidenciar su etapa modernista.
[11] Su fachada consta de un volumen cuadrado cuya sección central sobresale del paramento plano.
En su parte más baja, el acceso una puerta corrediza realizada en marcos de perfiles de fierro, lámina soldada y latón, que conserva el monograma con las letras ́E y ́P ́del diseño original.
[11] Al otro lado, ese mismo juego geométrico realizado en granito blanco y negro da pie a la sobria escalera que comunica los diferentes niveles.
[26] Al paso del tiempo este recinto es nombrado en honor a Baltasar Muñoz Lumbier.
[32][33] Después la pieza se incorpora al Museo Regional de Historia en el Cuartel del Arte, cuando el museo cerro;[32] pasó a resguardo del INAH, hasta que en 2011 se entrega nuevamente en comodato a la UAEH.
[31][32] Para permanecer en la exhibición “Deidades Aztecas del Maíz”, acompañada por once esculturas más y seis códices.
[6][38][39] Los primeros registros obtenidos se enviaron por medio del telégrafo en 1878 al Observatorio Meteorológico Central.
[41] Uno de los elementos más representativos del complejo cultural son las escalinatas, 34 escalones que embellecen y hacen juego con el edificio.
Los de Rubén Licona Ruiz, Juventino Pérez Peñafi el, Jesús Ángeles Contreras, Carlos Herrera Ordóñez, Juan Alberto Flores Álvarez y Juan Manuel Menes Llaguno son obra Jesús Becerril.
[43] Inexplicablemente se le cubrió con una capa de cal;[44] hasta 1969, cuando remodelan el salón, y queda al descubierto la pintura.
[45] La obra está dividida en cinco lienzos con el fin de adecuarse a la arquitectura del edificio.