[2] Los peligros naturales se excluyen como causa; sin embargo, las actividades humanas pueden afectar indirectamente fenómenos como inundaciones e incendios forestales.
Este se considera un tema importante del siglo XXI debido a las implicaciones que tiene la degradación de la tierra sobre la productividad agrícola, el medio ambiente y sus efectos en la seguridad alimentaria.
[3][4] Se estima que hasta el 40% de las tierras agrícolas del mundo están gravemente degradadas.
Un tercio de esa cantidad se destina a cultivos y el resto al pastoreo del ganado.
Por ejemplo, plantar cultivos en un lugar con fuertes lluvias y pendientes pronunciadas crearía preocupación científica y ambiental con respecto al riesgo de erosión del suelo por el agua, sin embargo, los agricultores podrían ver el lugar como favorable para altos rendimientos de cultivos.
La degradación de la tierra es un problema mundial relacionado en gran medida con el empleo agrícola, la deforestación y el cambio climático.
Las causas incluyen: La tala excesiva de vegetación se produce cuando la gente tala bosques, tierras boscosas y matorrales (para obtener madera, leña y otros productos) a un ritmo que excede la tasa de regeneración natural.
Las poblaciones pueden ser un beneficio para la tierra y hacerla más productiva de lo que es en su estado natural.
Durante el período 1961-2013, la superficie anual de tierras secas en sequía ha aumentado, en promedio, un poco más del 1% por año, con una gran variabilidad interanual.
Las personas que viven en zonas ya degradadas o desertificadas se ven cada vez más afectadas negativamente por el cambio climático (nivel de confianza alto).
Estos sistemas incluyen tierras de cultivo y pastos manejados por humanos.