El suelo se puede regar en exceso debido a una mala uniformidad en la distribución o a que la gestión desperdicia agua y productos químicos, y puede contaminar el agua.
El riego excesivo puede ocasionar que suba el nivel freático del terreno irrigado y problemas de salinidad del suelo que requieren alguna forma de drenaje.
Es mucho más eficiente regar lo justo, de modo que no se acumule agua.
Las consecuencias ecológicas y socioeconómicas tardan más en producirse, pero pueden ser de mayor alcance.
En los primeros casos el agua se extrae del subsuelo de la propia zona.
Supongamos un terreno donde el nivel freático está inicialmente a 10 metros (m) de profundidad, y hay un acuífero.
Se extrae agua de ese acuífero para regar el terreno, y eso hace que el nivel freático baje a 15 m, con lo que, por los alrededores, dejan de fluir manantiales, se secan humedales, etc.
Esto puede causar los siguientes efectos: Debido a que del área irrigada salen aguas superficiales y subterráneas que pueden estar salinizadas y contaminadas con sustancias químicas de uso agrícola, como biocidas o fertilizantes, la calidad del río aguas abajo puede deteriorarse, lo que la hace menos apta para usos industriales, municipales y domésticos.
El sedimento del delta se ha acumulado hasta formar un acuífero gigante durante la temporada de inundaciones y retiene agua en los humedales.
La presión ganadera sobre las tierras restantes puede aumentar considerablemente, porque las tribus pastoriles tradicionales que se han quedado sin agua buscarán su subsistencia en otros lugares.
A medida que el nivel freático baja, se vuelve más difícil extraer agua y las bombas tendrán dificultades para mantener el caudal de diseño y pueden consumir más energía por unidad de agua.
Con el tiempo, puede resultar tan difícil extraer agua subterránea que los agricultores se vean obligados a abandonar la agricultura de regadío.
Algunos ejemplos notables incluyen: A menudo lleva tiempo predecir con precisión el impacto que tendrán los nuevos regadíos en la ecología y la socioeconomía de una región.
Con frecuencia los planes de riego se consideran extremadamente necesarios para el bienestar socioeconómico, especialmente en los países en desarrollo.