Una de las características del arte egipcio eran las monumentales obras que generalmente tenían carácter simbólico, funerario o religioso.
Este lapso de casi tres mil años implicó un desarrollo en los patrones artísticos, los motivos, las figuras y las formas de expresión, con quiebres o innovaciones revolucionarias como fue el periodo amarniense, donde el arte sería totalmente innovador respecto a su herencia artística centenaria.
Una faceta que caracteriza a la cultura egipcia es el constante esfuerzo por transmitir un concepto de tradición.
Así, los consecutivos pilonos de tales templos fueron adornados con múltiples relieves donde el faraón reinante se encontraba batallando contra enemigos asiáticos o nubios.
Se hace mención igualmente de que los techos eran utilizados como dormitorios, debido al calor excesivo en la zona.
Ambas viviendas se caracterizaban por tener muy pocas y pequeñas ventanas, igualmente debido al clima de la región.
El arte fue en ayuda de dicha necesidad al conceptualizar y sintetizar a cada deidad con determinados elementos que claramente les eran atribuidos.
En lo más recóndito de los templos se ubicaban la estatua del dios, que era adorada y cuidada como un ser viviente.
También han perdurado ostraca, como las halladas en Deir el Medina, con caricaturas y sátiras humorísticas.
La arquitectura del Antiguo Egipto se caracteriza por crear un sistema constructivo en sus edificios monumentales, con el empleo de sillares tallados en grandes bloques, y sólidas columnas.
Durante el reinado de Akenatón se impuso un cierto realismo, en contraposición al hieratismo tradicional.
La cabeza podría representar al faraón Kefrén (Jafra), teniendo un cuerpo con la forma de un león, o como algunos afirman, podría haber tenido la cabeza de un animal (como un lobo), y haber sido alterada más tarde.
El vidrio incoloro y transparente, comenzó a utilizarse en la época saita (dinastía XXVI, siglo VII a. C.).
Los jeroglíficos fueron un sistema de escritura inventado y utilizado por los antiguos egipcios desde la época predinástica hasta el siglo IV.
Existían bibliotecas en los templos, concretamente las denominadas casas de la vida, donde se guardaba el saber.
La tradición refleja que los hombres sabios de la antigua Grecia habían ido aprender a Egipto, en donde existía una ciencia venerable y un elevado nivel de conocimientos científicos, aunque mezclados algunas veces con prácticas mágicas.
Las ciencias en el Antiguo Egipto estaban dominadas por un saber empírico organizado por sacerdotes y registrado por cultos escribas.
Sus principales dioses fueron: Ra, Amón, Anubis, Atón, Horus, Osiris, Hapy, Atum, Bes, Ptah, Seth, Tot, Apis, Bastet, Hathor, Isis, Maat, Neftis, Tefnut.