En sociedades políticamente organizadas, el conflicto entre los intereses de diferentes sectores o clases sociales se expresa como conflicto político y actúa cómo «motor de la historia».
Así, por ejemplo, Jean-Jacques Rousseau -en 1754- argumenta: “El primer hombre al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir ‘Esto es mío’ y encontró a gentes lo bastante simples como para hacerles caso, fue el verdadero fundador de la Sociedad Civil “.
Esta situación no es superable, según Rousseau, pero puede ser mitigada a través de una sana vuelta a la naturaleza y una educación que fomente el individualismo y la independencia del hombre.
Las doctrinas fundamentales que una vez se asumieron como incontestables por las antiguas generaciones son de nuevo puestas a juicio.
Esas clases ciertamente demandaran que el sujeto sea examinado desde su fundación”.
Así, ambas concepciones formulan que en toda sociedad organizada existen clases con intereses opuestos, creándose así unas contradicciones dentro de la misma sociedad, que solo pueden ser superadas mediante esta lucha de opuestos.
Por lo tanto estos cambios sociales originados por la lucha de clases, acaban transformando la organización social vigente y creando otra más acorde al nivel de desarrollo productivo alcanzado.
Los anarquistas fueron quizás quienes se mantuvieron más cercanos a la concepción original -la de Maquiavelo- acerca del problema.
Así pues, el anarquismo habla de "clases revolucionarias", incluyendo a los obreros, artesanos, los campesinos y lo que Marx llamaba Lumpemproletariado.
Por ejemplo, los plataformistas, en especial Piotr Arshinov, hacen mucho hincapié en la lucha de clases.
[22] Mientras un desarrollo paralelo ha llevado al antiestatismo del anarcocapitalismo[23] Se puede observar entonces que la “lucha de clases” anarquista se basa principalmente contra el poder político organizado, es decir, contra el Estado.
Esta lucha se da principalmente entre las dos clases sociales antagónicas que -en su opinión- caracterizan cada modo de producción.
Sigue que, de acuerdo a Marx, nuestra época no ha eliminado el antagonismo de las clases; lo ha vuelto más simple ya que la sociedad se va escindiendo cada vez más en dos grandes campos enemigos: la burguesía y el proletariado.
Así, por ejemplo, Ludwig von Mises cuestiona el concepto de clases, por lo menos en el sentido de la línea que va de Rosseau a Marx, como basadas o definidos por factores económicos, afirmando que lo determinante en la oposición percibida es el factor político-ideológico, que habría creado tal oposición.
Pero es fácil caer en el error "historicista" cuando se utilizan como teorías o factores predictivos del desarrollo futuro de acontecimientos.
En otras palabras, Popper hace una diferencia entre elementos que nos permitan -en una manera más o menos similar a la que las teorías cumplen en la ciencia- interpretar acontecimientos desde algún punto de vista que nos interesa (ver "El método científico como método para la eliminación de falacias y prejuicios" en método científico) y teorías científicas.
Tales factores interpretativos tienen, en su opinión, una diferencia esencial con las teorías de la ciencia: no son falseables o refutables y, por lo tanto, no se puede decir que constituyen una explicación científica de la historia (en el sentido de mostrar o descubrir las leyes naturales que determinan el funcionamiento del desarrollo humano o social) sino más bien serían un focus histórico o narrativa desde un punto de vista determinado.