Muchas cosas pueden ser objeto de una justificación: actos individuales, emociones, peticiones, leyes, etc.
[5] Sin embargo el término "razones" puede ser objeto de confusión, dado que generalmente se usa en dos sentidos: Históricamente, y en el ámbito académico, el término "razones" fue entendido en ese sentido de ser argumento que demuestra aceptabilidad: “En el contexto de justificación, sin embargo, se ignoran los procesos psicológicos o sociales involucrados en el proceso de la génesis de hipótesis y se centra en mostrar los parámetros lógicos y epistémicos que dichas hipótesis deben cumplir para ser consideradas científicas[8] (y ver más abajo).
Existen tipos substancialmente diferentes de justificadores disponibles, sin embargo, cualquiera que esos sean, una creencia necesita, para ser justificada, de por lo menos uncia y otros hechos tanto internos como en el medio ambiente (a los cuales puede o no que tengamos acceso consciente).
Volviendo al ejemplo anterior, supongamos que esos rasgos en general o ese rasgo en particular pudiera resultar no solo de acciones intencionales o que, por lo menos, no se haya justificado la creencia que tal rasgo o característica solo puede ser el resultado de actos intencionales.
En ese caso sería injustificable mantener que él o los rasgos implican acción inteligente.
En la vida diaria hay muchos tipos de explicaciones (“personales”, generales o comunes, éticas, racionales, científicas, legales, epistémicas, etc) que, dependiendo del contexto, se puede argüir justifican aceptablemente una creencia o acción.
[19] En el modelo de Toulmin se encuentran seis elementos básicos: 1: pretensión (que constituye tanto el punto partida de un argumento: “[creo que] esto es así”, como la “conclusión a demostrar por medio del argumento”).
Sin embargo, incluso al nivel más práctico, no todo argumento es aceptado como justificación adecuada.
Así, por ejemplo, se ha alegado, en relación con la intuición e introspección, que a lo sumo habría un conocimiento personal incomunicable y no objetivo.
Sin embargo vale la pena considerar las palabras de John B. Rosser: “(El matemático) no debe olvidar que su intuición es la última autoridad”[20] (esta es un área compleja.
Como Bacon, podemos describir la propia ciencia contemporánea nuestra -el método de razonar que hoy aplican ordinariamente los hombres a la Naturaleza- diciendo que consiste en "anticipaciones precipitadas y prematuras", y en "prejuicios".
[25] Si bien esos casos no suelen ser, en general, consideradas como justificaciones "racionalmente" satisfactorias, no es menos cierto que son justificaciones y pueden ser consideradas, en un momento y/o sociedad dada, como más que suficientes y amplias (es decir, ser consideradas razón suficiente o "demostración"), la cual cualquier miembro de esa sociedad puede encontrar difícil cuestionar y superar.
Con bases en los criterios epistemológicos de Hume, dichos filósofos insistieron que es epistemológicamente o cognoscitivamente significativa siempre y cuando sea evidente por sí misma o pueda, por lo menos en teoría, pueda ser verificada de modo empírico”[27] (Nótese que esto da origen al llamado Problema de la demarcación[28]) Esta posición básicamente sugiere que, en la obtención de conocimiento, se pueden distinguir dos procesos o momentos: la “generación” de una nueva creencia (o hipótesis) -que puede deberse a muchos procesos, tales como la intuición, observación, etc, que no son amenables a una formalización epistemológica- y la demostración o justificación de esa creencia, proceso que si es formalizable.
Hemos visto que las demostraciones (proofs) matemáticas son de tres tipos: pre-formales, formales, post-formales.
[40] Este problema encapsula los desarrollos mencionados, enfatizando el asunto de cual es la validez que se le puede otorgar a una justificación.
[41] Considérese los dos siguientes ejemplos: A) Smith ha pedido un trabajo pero tiene la creencia justificada de que «Jones conseguirá el trabajo».
Al final Jones no consigue el trabajo, sino que se lo dan a Smith.
Desde ese punto de vista tanto el problema como su solución parecen simple: hay error.
La solución consiste en eliminar ese error, en demandar que tanto las premisas como los argumentos aducidos sean correctos.
- sin embargo, esos niveles se apoyan mutuamente: “la justificación fluye hacia arriba tanto como hacia abajo, enlazando metas, métodos y aseveraciones de hecho”[44] La posición de Laudan parece sugerir que una justificación puede ser evaluada como acto normativa.
Las creencias no se forman o se adquieren totalmente al azar sino que por el contrario, dependen, al menos en parte, de nuestras acciones o de experiencias que podemos procurarnos.
Así, la justificación es un acto normativo, dado que es una noción relacionada con la evaluación de la validez del conocimiento humano.
En concreto, relacionada con quienes o cuando "se tiene derecho" a sostener alguna creencia como válida.
De acuerdo a Alvin Plantinga, en su "Teoría de la justificación" (warrant theory[46]) nuestras facultades intelectuales están diseñadas para capturar y producir creencias correctas o verdaderas, siempre y cuando se usen plenamente.
De acuerdo con Plantinga, una creencia está justificada (warranted) cuando nuestras facultadas intelectuales están funcionando como deben.
En otras palabras, y un poco más formalmente, todo lo anterior llama nuestra atención a la necesidad de ampliar el proceso que utilizamos a fin de obtener conocimiento verdadero, incorporando elementos que tradicionalmente no son considerados.