La petición de principio o presuponer la conclusión (del latín petitio principii, «suponer el punto inicial») es una falacia informal que se produce cuando la proposición que se pretende probar se incluye implícita o explícitamente entre las premisas del argumento, que asumen la verdad de la conclusión, en lugar de respaldarla.
Las peticiones de principio resultan más persuasivas cuando son lo suficientemente largas como para hacer olvidar al receptor que la conclusión ya fue admitida como premisa.
[1] Esta denominación no se suele aplicar a la falacia más general que resulta cuando la evidencia dada para una proposición necesita tanta prueba como la proposición misma.
[3] Por ejemplo, en los diccionarios las definiciones son siempre circulares (pues definen palabras a partir de más palabras), pero no por eso dejan de ser informativas y por lo tanto no se consideran problemáticas.
La petición de principio tiene la siguiente estructura: Para ilustrar este concepto se puede considerar el siguiente ejemplo: Del mismo modo: Al presuponer sin demostrar desde la premisa 1 la conclusión se estaría incurriendo en este tipo de falacia.