Debido al maltrato de la población civil durante la Segunda Guerra Mundial, se redactó la Cuarta Convención de Ginebra en 1949, legislando específicamente sobre el trato que deben dar las partes beligerantes en un conflicto a la población civil.El sistema alcanzaría especial importancia en la Unión Soviética, la España franquista y la Alemania nazi.[4] Este proceso alcanzó su clímax antes y durante la Segunda Guerra Mundial con los Campos de concentración nazis (1933-1945).Los más sangrientos fueron Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Belzec y Dachau -entre otros 39 campos centros de concentración- donde morían 1000 personas por día.[6][7][8][9] En ellos, los internos son objetos de torturas y tratamiento inhumano,[10] y en ocasiones se realizan ejecuciones públicas o secretas en los casos de que alguien pretenda fugarse.[19] Por otra parte, la Federación Anarquista Ibérica construyó el primer campo en España, en Valmuel.La DGP abrió campos en Alicante, Murcia, Orihuela, Teruel, Almería y Gerona.Durante la Primera Guerra Mundial se crearon en el Imperio austrohúngaro, en Terezín y Talerhof los campos de concentración para los rusos y ucranianos del Imperio que simpatizaban con los Estados de la Triple Entente.Las autoridades militares fascistas aplicarían una estrategia similar, pero de forma «todavía más brutal», en Fiume, Eslovenia y Dalmacia.[31] Durante la segunda guerra bóer (1899-1902) librada entre el Imperio británico y los colonos de origen neerlandés (llamados bóeres o afrikáneres) en la actual Sudáfrica (entonces una colonia del imperio británico), unos 116,572 hombres, mujeres y niños bóeres fueron desplazados a campos de concentración, más unos 120,000 africanos negros.
Puerto de la
Isla Cabrera
(
España
), donde fueron llevados unos 9000 soldados franceses hechos prisioneros en la
invasión francesa de España
, y considerada como el primer campo de concentración de la historia.