En el año 443 fueron reasentados dentro de los límites del Imperio Romano como pueblo foederati, pero su independencia finalizó en 534, sometidos a los francos merovingios.
Desde estas posiciones se aliaron con el usurpador Jovino para expandir sus territorios, pero fueron detenidos temporalmente por Aecio.
Por razones no citadas en las fuentes, en 443 se les concedió, por segunda vez, a los burgundios la consideración de foederati.
Al este, curso abajo del Ródano, se encontraban los alanos en torno a Lugdunum (hoy Lyon).
La alianza entre burgundios y visigodos parece haber sido fuerte, ya que Gondioc y su hermano Chilperico I también acompañaron en 455 a Teodorico II a Hispania para luchar contra los suevos (Jordanes, Getica, 231).
Este nuevo emperador resultó inútil tanto para Ricimero como para los burgundios: al año de su ascensión, el general romano Egidio, enviado por Mayoriano, los despojó de las tierras que habían adquirido dos años antes y recuperó Lyon.
Ricimero nombró entonces a un nuevo emperador, Olybrius, pero ambos murieron en unos meses, sorprendentemente de causas naturales.
(Gregorio, II, 28), aunque en algún momento parece que los tres hermanos pudieron vivir todos en Ginebra y luego cambiaron de ciudad.
En esos años la pujanza romana se estaba debilitando y los burgundios habían ampliado significativamente su reino.
En 486 mató a Gundemaro, aunque se sabe poco de este encuentro, ya que no hay menciones específicas en las fuentes.
Siete años después, en 493, asesinó a su otro hermano, Chilperico II, ahogó a su esposa y sus dos hijas fueron exiliadas: una de ellas, Crona, se convirtió en monja y la otra, Clotilde, se refugió con su tío Godegisilo.
Hacia 499, su hermano Godegisilo parece haber pactado con Clodoveo I para derrocarlo del trono.
(También tuvo otro hijo, Gundemaro III, que sucedería a su hermano después de su muerte en 524.)
En un primer momento aliado de los francos y los ostrogodos, a Segismundo le costó mantener tales alianzas.
Segismundo los dirigió contra la invasión pero, derrotado, tuvo que huir para buscar refugio en la Abadía de Agaune (ahora Saint-Maurice en el Valais): se puso el hábito de monje y se escondió en una celda.
[10] Luego, a la cabeza de las tropas francas, se embarcó en una segunda expedición contra los burgundios y los ostrogodos.
Los francos se retiraron de Burgundia en ese momento y dieron temporalmente la lucha por finalizada.
Teodeberto, rey de Reims, recibió el norte (Langres, Besançon, Autun, Châlon, Aventicum-Vindonissa, Octodurus); Childeberto, rey de París, el centro (Lyon, Mâcon, Vienne, Grenoble y quizás Ginebra y Tarentaise); y Clotario, rey de Soissons, presumiblemente el sur hasta la Durance.
El tamaño de la población burgundia establecida en Sapaudia en 443 ha sido ampliamente debatido, con muy diversas estimaciones.
Como los invasores eran una minoría, no podían imponer su idioma, pero algo influyeron en el latín hablado por los habitantes de la zona.
Más adelante, una nueva ola de transformaciones lingüísticas condujo a la gradual desaparición de latín hablado, que se transformará en diversos dialectos franco-provenzales que se designan despectivamente con el término "patois".
En algún momento de su estancia en las tierras orientales del Rin, los burgundios habrían sincretizado su politeísmo germánico con la religión galo-romana y el arrianismo imperantes en la zona, como sus vecinos los gépidos.
Esas divisiones estaban, evidentemente, curadas o en curación hacia el año 500, como muestra Gundebaldo, uno de los últimos reyes burgundios, que mantenía una estrecha amistad personal con Avitus, el católico obispo de Vienne.