Benirabe

[5]​ Esto ubicaría la alquería en el núcleo histórico de la ciudad, no sabiendo posicionarla exactamente entre la plaza Mayor,[6]​ o al sudeste en torno a la plaza Hernán Cortés, donde se habrían encontrado restos de unos baños árabes.

También cerca de todos estos emplazamientos, bajo el antiguo Cine Avenida, situado en el cruce de la plaza Cardona Vives con la calle Pescadores, habría aparecido una necrópolis musulmana.

[5]​ Apenas existen fuentes históricas sobre la etapa de dominación musulmana al norte del Mijares por lo que se desconoce el origen de las numerosas alquerías que poblaban la zona.

[3]​ Esto provocó una grave crisis demográfica que inmediatamente sería aprovechada por el rey para repoblar definitivamente la zona con habitantes cristianos procedentes del resto de la Corona de Aragón.

A su vez, en el actual espacio comprendido entre el barranco del Agua, hoy plaza Cardona Vives; y las calles Gobernador Bermúdez de Castro, Escultor Viciano y Mayor, se habría formado un arrabal en el que la población venida a partir de 1250 se habría asentado con mayores comodidades.

[14]​ A partir de este momento Benirabe, junto a otras 18 alquerías que fueron despobladas para agruparlas en el nuevo asentamiento,[15]​ pasaría a ser conocido como Castellón, tal y como atestiguan documentos emitidos por la Cancillería Real desde 1255,[13]​ heredando el nombre del anterior asentamiento en las estribaciones del Desierto de las Palmas.

[3]​ Atendiendo a la fecha más tardía y el tamaño más pequeño como apunta Vicente Forcada Martí, la villa trasladada habría mantenido las mismas condiciones urbanas que Benirabe hasta que en enero 1271, durante una visita de Jaime I a Castellón, se discutió con el rey la posibilidad ampliar y mejorar el asentamiento.

[5]​ Tal vez absorbiendo urbanísticamente otra alquería de origen musulmán.

Para la mayoría de expertos esta palabra haría referencia al antiguo asentamiento del Castell Vell,[18]​ pero para Forcada Martí significaría ‘fortificación’,[5]​ y haría referencia a la antigua Benirabe que habría quedado fuera del nuevo recinto amurallado por la parte sudeste.

[5]​ Ese mismo año la corona vende el Castelló del Sas a Jaume Trulló y Jaume Pedriça, que intentan establecer un asentamiento cristiano que fracasaría en 1339 siendo abandonado.

Mural de azulejos con el texto del Privilegio del Traslado