[1] Una partida no es, como algunos suponen, un concepto surgido en el siglo XIX por motivos fiscales o impositivos, con objetivos relacionados con las contribuciones territoriales que se intentaban aplicar (más bien fue al revés, es decir, que el Estado utilizó la toponimia ya existente de las partidas para establecer una diferenciación de las tierras por esos motivos fiscales o impositivos), sino un término cuyo origen se remonta, probablemente, a los mismos tiempos de la Reconquista y cuyo significado era equivalente, guardando las distancias, a la institución castellana de los Repartimientos (de tierras) en el continente americano.
En realidad, las tierras conquistadas, tanto en la península ibérica como en América, se consideraban propiedad del conquistador, por lo que éste tenía la facultad de "partirlas" o "repartirlas", que serían términos equivalentes, aunque ello no deja de ser una especulación.
Sin embargo, esta palabra, con el significado de parte o lugar, tiene en este caso una "extensión" conceptual imprecisa, pues la obra hace referencia a todo el mundo conocido.
Cavanilles también hace referencia a las partidas del Bobalar (una en Castellón[3] y otra en Valencia) y en este caso el topónimo hace referencia al cultivo de uva de la variedad bobal, así como a numerosas partidas con otros nombres en las tres provincias que componen el antiguo Reino de Valencia.
Por ello, las definiciones que aparecen en los diccionarios no son suficientes para explicar el verdadero significado del término como es entendido en Valencia.