Jaime Sarroca

En 1269 participó, con una galera propia, en una fallida expedición a Tierra Santa.

En dicho testamento, el rey le rogaba a su hijo que cuidara y protegiera a su hermano, Pedro del Rey, hijo asimismo del monarca y de Elvira Sarroca.

[2]​ En el año 1285, durante la guerra contra la Corona de Aragón, volvió a gozar del favor del rey, su hermanastro, y que conservaría hasta la muerte de Pedro III.

A su muerte, ocurrida en el año 1289, el Obispo de Lérida Jaime Sarroca recibió sepultura en la Capilla del Santo Sepulcro del Monasterio de Poblet, en el que había fallecido.

En su cubierta se hallaba una estatua yacente, representando al difunto, que aparecía revestido con sus vestimentas episcopales y estaba tallado todo el conjunto con bellos y delicados relieves.