Por extensión, se denominan igualmente así los baños públicos asociados al mundo islámico[2] en los que estos se encontraban y cuya estructura respondía a las distintas estancias que precisa el proceso del baño, heredadas de las termas romanas.Las calderas producen agua caliente y vapor, que son transportados por unos conductos bajo el suelo.Los bañistas van pasando gradualmente hacia estancias a más temperatura y son lavados por empleados del mismo sexo antes de enjabonarse con agua templada.De su nombre en árabe al-ḥamma (الحمّة) derivan los topónimos españoles «Alhama» y los portugueses «Alfama».Su importancia al mundo musulmán se debe a su requerimiento religioso de realizar abluciones (wudu y gusl) antes de la oración para enfatizar la pureza física y espiritual, a pesar de que el erudito Mohammed Hocine Benkheira ha declarado que los hammams no eran necesarios en sentido religioso en los albores del Islam.Algunos ejemplos son los encontrados en Qusayr 'Amra, Hammam al-Sarah, Qasr al-Hayr al-Sharqi y en el palacio de Hisham.[4][6][7] Tras este periodo, se han encontrado múltiples baños por todo el mundo islámico, con hammams en lugares tan lejanos como Volubilis (Marruecos) durante la dinastía idrisí, entre finales del siglo VIII y comienzos del IX.[4][13] Asimismo, de manera más genérica, los musulmanes no se sumergen en las albercas sino que suelen echarse agua por el cuerpo.[5] A pesar de que las mujeres no solían concurrir los hammams, a partir del siglo X se convino un horario partido, o edificios separados, para hombres y mujeres.[16] Cuando el sultán Mustafá III emitió un decreto en 1768 interrumpiendo la construcción de nuevos baños en la ciudad, comenzaron a erigirse baños privados de las clases elitistas, especialmente en los distritos del Bósforo en sus grandes viviendas.[4] Este hecho ha provocado un descenso de su uso e incluso su abandono, demolición o conversión en otro servicio como centros comerciales, sedes culturales como museos o galerías de arte, tal y como le ocurrió al Hammam Bayezid II en Estambul y el Hammam Davud Pasha en Skopie, Macedonia del Norte.[22] En Turquía muchos baños turcos históricos continúan funcionando para los locales o los turistas.Las costumbres habituales de un baño turco requieren que los visitantes se desnuden pero conserven un taparrabos y luego pasen gradualmente de un cuarto frío a cuartos cada vez más calientes, induciendo el sudor.Tomar un baño turco primero exige la relajación en un cuarto (conocido como cuarto tibio) calentado con un flujo continuo de aire caliente que permite que el bañista respire libremente.[28] Hoy en día se ha desarrollado un importante crecimiento del turismo de descanso, lo que ha dado lugar a la aparición de nuevos baños al estilo árabe, en ciudades como Granada (Hammam Granada, y otros), Córdoba, Toledo, etc.[14][29][30] Los baños turcos fueron introducidos en las islas británicas por David Urquhart, diplomático y, durante un tiempo, Miembro del Parlamento de Reino Unido por Stafford, quien por razones políticas y personales deseaba popularizar la cultura turca.Durante los siguientes 150 años, se abrieron en Gran Bretaña alrededor de 600 baños más, y otros similares en otras ciudades del Imperio Británico.
Baños árabes de Hammam al Ándalus, Málaga (España).
Acetre
procedente de la
Alhambra
,
Granada
(Siglo XIV), conservado en el
M.A.N.
. Estos recipientes se utilizaban para esparcir agua caliente sobre el suelo de los baños y producir vapor.
Baño turco en
Londres
(1895) convertido en restaurante.