Cancillería Real aragonesa

En 1276, Jaime I dispuso que toda la documentación del Reino de Valencia fuera redactada en lengua vulgar y no en latín clásico.

Esta escribanía real fue organizada a partir del siglo XIII y estaba integrada por una serie de funcionarios que tenían a su cargo toda la documentación real.

La Cancillería devino un centro cultural -tal como lo fueron los monasterios durante la Alta Edad Media- sobre todo a partir del año 1373, en que albergó a un grupo de copistas para la transcripción de libros.

La mayoría de sus funcionarios eran buenos conocedores del Ars Dictandi, título que se otorgaba a los tratados de retórica epistolar que fueron utilizados en las cancillerías medievales, especialmente del siglo XI al XIV.

Aquellos tratados contenían reglas y ejemplos acerca de cómo redactar las salutaciones, los preámbulos y las alocuciones -el núcleo- de los documentos, así como sobre preceptos gramaticales, construcciones lingüísticas, figuras retóricas, oraciones, y sobre la extensión o el ritmo de las frases.