[3] Se dice que fue capturado por los mongoles y vendido en Aleppo como esclavo, terminando finalmente en Siria.
Baibars nunca olvidó que había sido vendido barato porque estaba ciego de un ojo.
Así, cuando gobernó Egipto las personas que querían conservar el pellejo no mencionaban su ojo ciego en público.
Esta costumbre suya le ayudó mucho a saber las opiniones de la gente común.
[5] Su primer amo fue el señor ayubí de Hama, que se deshizo de él, bien por su inquietante mirada debida a su defecto ocular, bien por su voz grave y ronca, que le resultaba desagradable.
[5][4] Desde joven había mostrado gran inteligencia, y su victoria sobre los francos en 1244 aumentó su prestigio: se le consideraba el mejor de los mamelucos del sultán.
[12] Animado por Baibars, al-Mughith emprendió dos campañas contra Egipto, en 1257 y 1258, que también fracasaron.
[2][18] Baibars mandó también las tropas que acabaron con la última resistencia enemiga en Beit She'an, donde habían tratado de reagruparse.
[21] Tras la muerte de este, los principales jefes militares, entre los que los conjurados contra el difunto sultán eran una minoría, se reunieron para decidir quién se haría con el trono de Egipto.
[21] La discusión fue tensa y, aunque la mayoría se inclinó por otro de los principales comandantes, los más importantes lo hicieron por Baibars.
[21] La opinión decisiva fue la del antiguo atabeg de los sultanes Ali y Qutuz.
[21] Tras enviar un destacamento a El Cairo para que asegurase la ciudadela, Baibars entró en la capital egipcia en noviembre.
[22] A otros sobresalientes emires salihíes no se les dieron cargos oficiales, pero demostraron su poder participando en los consejos celebrados con el sultán para ajustar cuestiones políticas o encabezando operaciones militares.
[28] Los emires —jefes militares de distinta graduación— juraban su cargo ante la tumba del sultán ayubí.
[28] Otro aspecto crucial en la legitimación de Baibars fue el mantenimiento de la yihad contra los distintos grupos no musulmanes (mongoles, cruzados, armenios y nubios), cuyos territorios lindaban con los del sultanato.
[28] Ya en 1261 eliminó a ciertos emires muizzíes —mamelucos de Aibek— que antes habían conspirado con él contra Qutuz.
[28] En 1260 aplastó una de esclavos negros, dirigidos por un asceta chiita, que estalló en la capital.
[36][35] Simplemente, se los empleaba en ceremonias públicas y como fuente de prestigio para el Estado ante otros territorios suníes.
[39][41] El mismo sistema se empleó en el resto de Siria y Palestina, donde se fueron creando progresivamente distintos virreinatos, dependientes todos ellos directamente del gobierno del sultán en Egipto.
[35] A este le entregó además el gobierno de Salamíe.
[35] Baibars no sostuvo ningún choque destacable con los mongoles tras hacerse sultán.
[45] Pese a la gravedad de la amenaza mongola que daba lugar a constantes rumores de invasión inminente, el grueso del ejército permaneció siempre en Egipto y no en Siria.
[82] En 1275, acometió la invasión del Reino de Cilicia, cuyas principales ciudades saqueó, aunque no alcanzó la capital.
[85][88] En junio se hallaba ya en Antioquía, y no pudo impedir que los mongoles marchasen contra Kayseri y la arrasasen como castigo a la buena acogida que había dispensado a Baibars.
[3] Para asegurar la sucesión, su cadáver fue trasladado en litera a El Cairo y solo se anunció que el sultán se hallaba enfermo, no que había fallecido.
[93] Le sucedió en el trono del sultanato su hijo y heredero, al-Said Barakah.
[9][nota 4] Moreno y de ojos azules,[8][94] tenía una catarata en el ojo derecho.
[9] Habilísimo estadista, se le considera también falto de honor, escrúpulos y misericordia.
[9] Sanguinario e inculto, permitió, sin embargo, un renacimiento cultural y artístico en sus territorios, principalmente de Egipto.
[40] La capital recibía correo de todos los rincones del imperio dos veces a la semana.