[1][2] Enemistado con los principales jefes militares del sultanato, fue depuesto y desterrado a la fortaleza de Kerak.[4][7] El nuevo sultán quedó alborozado por la muerte de su progenitor, del que heredó el carácter despiadado, pero no la energía ni la habilidad.[4] El sultán nombró a una serie de virreyes que fueron sucediéndose rápidamente en el cargo por no resultar suficientemente sumisos al soberano.[9][10] Tanto las tropas que lo habían acompañado desde Damasco como sus propios mamelucos lo abandonaron ante la amplitud de la rebelión.[9][10] Los rebeldes entregaron el trono al joven hermano de Berke Kan,[3] Salamish, que contaba entonces siete años.