Ascetismo en Ecuador

El ascetismo católico llega al territorio del actual Ecuador gracias a los misioneros españoles que difundían la espiritualidad cristiana después de la conquista.

Además, entre 1582 y en 1634 algunas apariciones marianas de Nuestra Señora del Buen Suceso le habrían ocurrido.

La más importante fue Teresa de Cepeda y Fuentes[2]​ quien destacó por su espiritualidad.

Sus parientes, la familia Abad de Cepeda fueron destacados teólogos en el siguiente siglo.

Su obra más importante fue el "Más escondido retiro del alma"[6]​" en donde se propone las clásicas vías del ascetismo: la vía purgativa, iluminativa y unitiva, como fue desarrollado por el carmelita descalzo San Juan de la Cruz.

En la misma década también se publicó el Perfecto confesor y cura de almas.

Conocido ahora como historiador, fue a través de su espiritualidad que logró fama.

Estuvo dividido en diez capítulos que trataban sobre la piedad, la templanza, la fortaleza, las distintas mortificaciones para los cinco sentidos, el ayuno, entre otras cosas.

Además contemplaba constantemente una calavera para tener presente la muerte y la necesidad de rendir cuentas a Dios.

Dentro de la breve biografía escrita por Gonzalo Zaldumbide testifica que cuando murió encontraron en su pierna un tenaz cilicio.

Tobar Donoso describe este periodo como el "martirio de la iglesia".

Las personas más importantes, ahora canonizadas, fueron Santa Narcisa de Jesús y San Miguel Febres Cordero.

Durante este siglo se consagró el Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús en la segunda mitad del siglo XIX, gracias a personas como Gabriel García Moreno y Julio María Matovelle, ambos ahora en proceso de beatificación.

Sería pues durante este siglo que serían redescubiertos y reubicados en la Basílica del Voto Nacional: Durante los finales del siglo XIX empezaría un proceso de secularización que terminaría con la separación de la iglesia del estado a partir de la Revolución Liberal.

[26]​ El darwinismo además fue parte del discurso político en la última década de ese siglo a partir de los escritos del político y periodista Felicísimo López, contra González Suárez y Pedro Schumacher.

De la vida espiritual y su perfección por Diego Álvarez de Paz
Recetas de Espíritu por Pedro Mercado