Al año siguiente, en 1852, abandonó la escuela para seguir farmacia en Perl y aunque aprendió latín no logró pasar los exámenes por su temprana edad.
El vicario capitular Arsenio Andrade, excomulgó al presidente Ignacio de Veintemilla, abandonado la capital, declarándola en entredicho, y aunque fue detenido por la policía logró escabullirse y Schumacher lo ocultó en el nuevo edificio del Seminario.
Durante un combate en las calles de Quito, Schumacher transformó el seminario en hospital.
[7] Luego pasó a Roma y se entrevistó con el papa León XIII.
En 1886 se entrevistó en Guayaquil con el presidente Caamaño al que expuso sus planes.
El mandatario le entregó el mando supremo de la provincia, dando instrucciones al gobernador de Manabí para que se sujete en todo al obispo.
Intervino para que el superior de los dominicos en Quito manifestara su desacuerdo con el tomo IV de la Historia general del Ecuador, del arzobispo Federico González Suárez.
[9] En 1894 fundó en Portoviejo el semanario «El Hogar Cristiano» que tuvo tanta repercusión, sobre todo en Quito y Guayaquil, al punto que en esta última ciudad, Angela Carbo de Maldonado, fundó otro con igual nombre.
Cuando estalló la Revolución liberal del 5 de junio de ese año, el día 15 se unió a las fuerzas del coronel Ricardo Cornejo e intervino en las luchas contra las fuerzas del general Eloy Alfaro, pero la revolución triunfó definitivamente en las batallas de Chimbo y Gatazo.
Entonces se trasladó a Pasto y publicó el folleto «¿Teocracia o demonocracia?», al año siguiente.
El 12 de ese mes se sintió mal y no pudo dar misa, se había contagiado al atender a cuatro enfermos en una casa poco ventilada, donde posiblemente fue picado por una pulga infectada.
En la madrugada del 15 estuvo con hipo, a las cinco de la tarde empeoró y recibió al santísimo, estaba consciente pero muy debilitado.
Voltolini manifestó que buscaba reunir esfuerzos para luchar por la canonización del obispo Schumacher.