Él encargó la educación en las escuelas en manos de los jesuitas españoles, quienes regresaron a Ecuador en 1864 y trajeron a científicos germano-jesuitas específicamente para abrir una Universidad Politécnica en Quito, la capital de Ecuador.Para los clérigos tradicionales, la ciencia era vista como una distracción, una diversión e incluso una blasfemia, mientras que los científicos jesuitas se debatían entre la ignorancia que les prometía el clero y las luces de la ciencia.Dentro de este agitado escenario, García Moreno creó una Universidad Politécnica en Quito, la capital del país, donde muchas ideas científicas, como el darwinismo, se discutieron por primera vez en Ecuador.[4] Sin decir una palabra, los canónigos dieron media vuelta y se marcharon.Alrededor de ella participaron los obispos, incluido el arzobispo Checa y Barba, así como por González Suárez.De esta manera, para el liberalismo las leyes no son divinas, sino humanas.En este contexto, Cornejo hace referencia al transformismo y la Biblia:[6] En segundo lugar, el canónigo Juan de Dios Campuzano, publicaría unos escritos titulados "Carta a los obispos" en 1877 donde se referiría a Darwin como alguien que no es aceptado por la comunidad científica puesto que supuestamente "su teoría no tiene bases sino que es pura fantasía".También haría serias advertencias sobre los peligros de estas ideas ya que según el autor serían capaces de llevar al ateísmo, lo que degradaría al ser humano.Pocos meses después de esa tragedia, otro hecho causaría revuelo en ese país: la erupción del volcán Cotopaxi.[8] Con esto se darían los ingredientes necesarios para las variadas interpretaciones del hecho desde gente que lo veía como un castigo divino, hasta personas que buscaban apoyarse en las investigaciones geológicas de Wolf al respecto.[9] Por esta razón utilizaría a la teoría de la evolución para ridiculizar su aplicación al ser humano como una burla de la ciencia liberal experimental:[6] Felicísimo López responde a Schumacher, que recuerda también la discusión entre Huxley y Wilberfoce, donde la historia del pecado original muestra una degeneración del hombre, y mientras que la teoría de la evolución propone el progreso y perfeccionamiento:[6] Luego, el médico Felicísimo López defendería una versión teísta del evolucionismo rescatando a Aristóteles, Schaaffhausen y Huxley.En 1937, formó parte de una Comisión Científica Nacional para Galápagos preparada por la universidad y apoyada por el gobierno ecuatoriano.[11] Acosta Solís publicó en la prensa local y en un artículo académico que apareció en la revista Anales, donde insistió en la necesidad de proteger las islas y crear una estación de investigación científica.[12][13] Tiempo después se crearían las instituciones como el Parque Nacional (PN) y la Reserva Marina de Galápagos (RMG).Es decir, la organización de las especies y el árbol de la vida no es un proceso descendiente, sino un proceso físico emergente como la selección natural, la diversidad y la lucha por la supervivencia.Muchas especies invasoras se han extendido a pesar de los esfuerzos por controlarlas.[14] En la actualidad se han realizado varias iniciativas que buscan aplicar medidas emergentes que busquen la participación de las partes interesadas (stakeholders) para la gestión y administración de las especies invasoras.