[2] Esto precedería a las descripciones de Margarita María Alacoque quien popularizaría la devoción al Sagrado Corazón en Francia.
En segundo lugar se encuentra el tomo Teológico, donde se expone la adoración debida y correcta al Sagrado Corazón y la fiesta del mismo Corazón según era otorgada por la Iglesia Católica en ese momento.
[5] En el siglo XIX esto sería de vital importancia puesto que con las independencias, hijas de las revoluciones liberales, la anarquía e inestabilidad política se desatarían en los ex virreinatos y Ecuador no sería la excepción.
La gente que apoyaba esto eran llamados cordícolas y jugaron un papel importante en la difusión de esta devoción.
La Iglesia durante el siglo XIX convirtió a la viscera cordis en un camino para unir al hombre con Dios.
[8] El primer paso después de que García Moreno recibiría la propuesta sería la renovación del clero.
Empezaría con un proceso de moralizar y disciplinar a lo que se consideraban curas relajados o corruptos.
También se buscaba dotar de mayores destrezas y educación para poder defender teológicamente la doctrina.
[8] Además del trabajo con el clero se buscó impulsar la devoción en la parte secular, con especial énfasis en las élitas.
De esta manera buscaban que las élites se involucren en la praxis religiosa y asimismo logren un compromiso con la Iglesia.
Se interpretó a Ecuador como una ciudad-templo, en macro era una sociedad donde lo cívico religioso no tenía separación alguna.
Para ello se celebraron Concilios Quitenses y Congresos Eucarísticos que llevaron a cabo la reconciliación del Ecuador con Dios.
Por eso la república se basaba en el orden divino, en la autoridad que emanaba de Cristo Rey:[8]
Esto sin embargo solo era factible hacerlo si había llegado el momento, teológicamente hablando.
Se puede observar sus discursos donde explicaba como en la sexta edad, la humanidad experimentaría el triunfo del Corazón de Jesús.
Esto debía terminar con la firma del Concordato, para lo cual García Moreno enviaría un representante a la Santa Sede.
De esta manera Ecuador como estado se unía a la Iglesia en un designio común.
En las vísperas el Ejército colocó luminaria en los edificios públicos, las casas tenían adoranadas sus balcones con flores, guirnaldas y la bandera de Ecuador.
Es importante destacar que la devoción del SCJ está relacionado con la eucaristía, y por lo tanto con el Corpus Christi.
Según las interpretaciones teológicas Ecuador no presentaba esta pureza pero por medios propiciatorios, el sacrificio fue en realidad hecho por Mariana de Jesús, quien se ofrecería como ofrenda apta para ser consagrada.
Estos fueron los méritos que se cree tuvo la nación para ser consagrada al Sagrado Corazón de Jesús.
A esto se suma el poema titulado "Dios y Patria" de Remigio Crespo Toral que desarrollaría la idea simbólicamente:[6]
Ya en ti vació su hiel vicio infecundo, Celestial maldición tu frente hiere... ¡Oh viejo mundo, nadie de ti espere: A esto se suma la relación entre el "dios sol" prehispánico llamado "pajtá" en lenguas barbacoanas y que se consideraba una antigua deidad al que le dedicaron muchos templos, con el "sol de las almas" el Corazón Santísimo de Jesús:[6]
Es común, sobre todo en el centro histórico de Quito, encontrar referencias constantes al Sagrado Corazón.