Al igual que Bachofen, Maine y McLennan, Morgan también era abogado.
De esta manera, un sistema de parentesco como el malayo (correspondiente en la actualidad al sistema hawaiano) estaría relacionado con la familia consanguínea;[9] los sistemas iroqués turanio y ganowaniano están relacionados en la hipótesis de Morgan con la llamada familia punalúa, característica del período inferior de barbarie, donde un hombre estaría casado con varias mujeres que no pertenecían a su grupo, y viceversa; otro ejemplo es el que corresponde a la relación a entre la familia monogámica y el sistema esquimal de parentesco, que Morgan vinculó al surgimiento de las sociedades patriarcales en la civilización antigua.
[10] Aunque los sistemas definidos por Morgan continúan en vigencia en la antropología del parentesco con nombres distintos, tanto la idea de que existen sistemas clasificatorios y descriptivos como la asociación de estos tipos con ciertos estadios del desarrollo humano han sido desechados.
La mayor parte de la producción antropológica moderna en torno al parentesco está dominada por dos grandes enfoques.
El desarrollo de la teoría de la filiación —llamada en inglés descent theory, por lo que en ocasiones se traduce erróneamente el término al español como teoría de la descendencia— se debe ante todo a los antropólogos sociales británicos que desarrollaron su trabajo a la luz del paradigma del funcionalismo estructural.
Entre los principales modeladores del paradigma estructural-funcionalista se encuentran Alfred Reginald Radcliffe-Brown, Edward Evan Evans-Pritchard, Meyer Fortes y otros más, enfocados especialmente en las sociedades que habitaban los territorios africanos bajo el dominio de Gran Bretaña.
Esta familia elemental no es otra que la familia nuclear característica de las sociedades europeas modernas, es decir, el conjunto de personas formada por un matrimonio y sus descendientes.
[12] Como queda claro en su ensayo sobre las relaciones jocosas entre ego y el hermano de la madre (1972: 107-122), para este antropólogo británico el interés del estudio del parentesco radicaba en la posibilidad de descifrar los códigos sociales que subyacen en las relaciones entre parientes.
Ante todo, está interesada en poner en relieve la estructura de relaciones en una sociedad durante un momento dado, por lo que necesariamente representa a los sistemas estudiados fuera de cualquier contexto histórico.
Los grupos corporativos a los que referían Evans-Pritchard y Fortes se caracterizan porque sus miembros comparten objetivos comunes, como la administración de los bienes del grupo y la defensa ante embates de los enemigos.
La propuesta fue desarrollada ampliamente por Claude Lévi-Strauss, etnólogo francés cuya obra Las estructuras elementales del parentesco forma una de las piedras angulares del paradigma estructuralista de la antropología.
La relación entre ambas dimensiones del parentesco es innegable, como reconoce Lévi-Strauss (1977: 37), pero esta relación no es una correspondencia término a término: desde su punto de vista, los términos del parentesco no constituyen una realidad únicamente analítica y teórica, sino que forman parte del modo en que cada sociedad vive las relaciones de parentesco.
Por tanto, estos vínculos entre las personas y los grupos son considerados como mensajes o sistemas de símbolos (Lévi-Strauss, 1977: 49) que pueden ser decodificados e interpretados hasta en sus consecuencias más profundas.
Este lugar lo ocupa la relación de alianza que se establece mediante el matrimonio.
1)[14]— aparece en numerosos tratados elaborados a la luz de este enfoque teórico.
Otros autores, como Louis Dumont abordan la cuestión del matrimonio también como una institución que permite el establecimiento de relaciones solidarias.
Desde una base constituida por innumerables investigaciones etnográficas en centenares de sociedades, las teorías antropológicas coinciden en que no todas las sociedades conocen la existencia de la consanguinidad biológica, en el sentido que se entiende en Occidente.
Por otra parte, existen casos en los que, conociendo el vínculo entre el acto sexual y la concepción, se considera que la procreación de un nuevo miembro de la parentela se debe principal o exclusivamente, al génitor o a la génitrix.
El parentesco es un hecho al mismo tiempo natural y cultural.