Fue una dignidad creada en 1247 y que perduró hasta el año 1705.
Este título se encontraba revestido de gran autoridad, poder y preeminencias, que aparecen especificadas por Alfonso X el Sabio en la segunda Partida de las Leyes; en ella se decía que quien fuese elegido, había de llegar ante el rey ataviado con valiosas vestiduras de seda, recibir un anillo en la mano derecha, en señal de la honra que se le hacía, una espada representando el poder delegado, y un estandarte con la armas reales por acabdillamiento otorgado en representación del monarca.
Desde 1405 hasta 1705, año en que este cargo desaparece, se constituyó en patrimonio de los Enríquez, descendientes del infante Fadrique Alfonso de Castilla, hijo natural del rey Alfonso XI el Justiciero.
En el siglo XV, durante el reinado de los tres últimos Trastámara, la institución del Almirantazgo se transforma: «el Almirante pasa a ser un palaciego que intriga para acrecentar sus preeminencias».
[4] La siguiente es una lista de las personalidades que ostentaron esta dignidad:[4][5][6]