[1] Los accidentes geográficos se clasifican por características tales como elevación, pendiente, orientación, estratificación, formación rocosa y tipo de suelo.
Los accidentes geográficos elementales son las divisiones homogéneas más pequeñas de la superficie terrestre, a una escala y resolución dadas.
[4] Océanos y continentes ejemplifican las formas del terreno de más alto nivel.
En cartografía, se utilizan diferentes técnicas para describir el relieve, incluyendo curvas de nivel y red irregular triangulada.
Son áreas con propiedades morfométricas relativamente homogéneas, delimitadas por líneas de discontinuidad.
Algunos ejemplos son las montañas, las colinas, los casquetes polares y los valles, que se encuentran en todos los planetas terrestres.
En la terminología onomástica, los topónimos (nombres propios geográficos) de los objetos individuales del relieve (montañas, colinas, valles, etc.) se llaman orónimos.
Considerando el papel pasivo en la formación del relieve, el agente material es denotado por el término paciencia.
Las características del macizo rocoso, sobre el que actúa un conjunto de fuerzas, viene determinada por su estructura geológica.
Por factor material del relieve se entiende un macizo rocoso de cierta composición litológica y conjunto.
El tipo de proceso y su intensidad, y por tanto las formas que se crearán, dependen de la estructura geológica del material rocoso en el que se forman los accidentes geográficos.
Los modelos kársticos se refieren a rocas tan diferentes como calizas y cuarcitas.
Los DEM más detallados disponibles se miden directamente utilizando técnicas LIDAR.