Se prevé que los cambios en el nivel del mar dañen las playas y los sistemas costeros a un ritmo cada vez mayor, provocando la alteración de los sedimentos costeros por la energía de las mareas.
[2] Dado que se prevé que tres cuartas partes de la población mundial residirán en las zonas costeras en 2025, las actividades humanas originadas en esta pequeña superficie terrestre impondrán una fuerte presión sobre las costas.
Muchas de las obras portuarias ancestrales han desaparecido tras la caída del Imperio romano.
La amenaza de ataque desde el mar causó que muchas ciudades costeras y sus puertos fuesen abandonados.
Subrayó la necesidad de una gestión y planificación integradas, pero que las zonas costeras seguían deteriorándose.
Dado que se espera que las tres cuartas partes de la población mundial residirán en la zona costera para 2025, las actividades humanas originadas en esta pequeña porción de territorio impondrán una presión desorbitada sobre el sistema global.
Las protecciones costeras consistieron hasta los 50's en la interposición de estructuras estáticas entre el mar y la tierra para prevenir la erosión y/o las inundaciones, teniendo una gran tradición.
[4] Por ejemplo: Venecia, Nueva Orleans, Holanda o el mar Caspio.
Esta opción es medioambientalmente amigable y la única contaminación que produce es durante el proceso de reasentamiento.
Este proceso se da en zonas bajas estuarinas o deltaicas y casi siempre implica la inundación de tierras que en algún momento pasado habían sido reclamadas por el mar.
Esta técnica es empleada cuando los terrenos adyacentes al mar son de poco valor.
Este proceso puede continuar durante muchos años dando lugar a una estabilización natural.
En algunos casos, debe construirse un muro de retención para proteger la tierra más allá del área a inundar, aunque estas estructuras suelen ser generalmente más bajas que las que serían necesarias para proteger la costa existente.
Por ejemplo, la escollera y paseo marítimo de muchas ciudades costeras en Europa representa una utilización altamente intervenida del espacio principal del frente marítimo, que podría ser preferiblemente designado como espacio abierto público, parque y servicios, si estuviera disponible ahora.
La erosión costera está ampliamente extendida en la actualidad y hay muchas costas donde mareas excepcionalmente altas o las marejadas ciclónicas dan lugar a invasiones de la costa, afectando a la actividad humana.
Las marismas, los manglares y los humedales costeros o de agua dulce adyacentes son particularmente propensas a sufrir este estrechamiento.
Las intervenciones limitadas son acciones que se toman cuando la gestión del problema solo lo resuelve en cierta medida, normalmente en zonas de poca relevancia económica.
Con esto se consigue normalmente que la tierra tras la marisma esté suficientemente protegida, ya que la energía de las olas se verá disipada por el sedimento acumulado y por la nueva vegetación residente en el hábitat recientemente formado.
Aunque la nueva marisma no es estrictamente atribuible al ser humano, ya que muchos procesos naturales contrubuirán a la sucesión de la marisma, los factores antropogénicos son responsables parcialmente de su formación ya que un empuje inicial puede ser necesario para ayudar a comenzar el proceso de sucesión.
Los Groynes son barreras o muros perpendiculares al mar hechos de madera, cemento y/o rocas.
Además, los groynes no protegen la playa contra las olas de temporal y si se colocan demasiado juntos se crean corrientes que llevan el material arenoso fuera de la costa.
Además de su elevado coste, existe un problema llamado el Síndrome del Groyne Terminal.
Los muros al estilo antiguo reflejan toda la energía de las olas de vuelta al mar, y para ello a menudo los muros se culminaban en forma combada lo que incrementa además la turbulencia local, resuspendiendo la arena y los sedimentos durante las tormentas.
Estos factores han de ser tenidos en cuenta al evaluar la relación entre el coste y el beneficio, que debe ser favorable para que la construcción del muro esté justificada.
Los muros pueden hacer que las playas pasen a ser disipativas, volviéndolos inútiles para sus propósitos.
Los muros son probablemente el segundo método más tradicional utilizado en gestión costera.