En el Delta del Ebro el clima es típico del Mediterráneo, con temperaturas moderadas (temperatura media de 17 °C) y elevada humedad, con precipitaciones escasas y de régimen tempestuoso.
[6] Las dunas son un elemento cambiante, dinámico y muy característico de las playas del Delta.
En el Delta encontramos playas arenosas, donde se ha originado el paisaje dunar más extenso de Cataluña, una de las zonas más sensibles del parque en lo que se refiere a su conservación.
En las dunas más estables aparecen unas comunidades vegetales llamadas psammófilas, adaptadas a la movilidad del suelo, alta permeabilidad y un elevado índice de reflexión solar.
Todas las lagunas del delta del Ebro poseen a su alrededor un cinturón de vegetación helofítica muy característica, compuesta sobre todo de cañaverales y carrizales que conforman la comunidad Typho-Schoenoplectetum glauci.
La Cerrada, tal y como dice su nombre, no tiene comunicación directa natural con el mar, pero sí que entra en contacto con la bahía merced a unas acequias y canales construidos por el hombre.
Posee un cinturón de vegetación helofítica considerable y zonas más pequeñas salinas.
Otra comunidad de este tipo que podemos encontrar es el Arundina-Convolvuletum sepium.
En las riberas salobres y en las dunas húmedas podemos encontrar los tarays (Tamarix gallica), pertenecientes a la comunidad Tamaricetum canariensis.
El agua marina penetra en la capa freática que, al evaporarse, concentra las sales en la superficie.
En la zona denominada Los Colmillos (surgencias de agua dulce en la parte occidental del hemidelta sur) se puede encontrar la comunidad Potamogetum denso-nodosi, rica en Nymphaea alba, un nenúfar muy bello.
Las comunidades vegetales que pueblan las dunas o Ammophiletea, que están más o menos fijadas, corresponden a las comunidades Agropyretum mediterraneum, Ammophiletum arundinaceae y Crucianelletum maritimae, como más importantes.
Son características de estas zonas el barrón (Ammophila arenaria) y la (Euphorbia paralias).
La vegetación que ocupa los márgenes del río pertenece a la denominada riparia (Populetalia y Nerio Tamaricetea) y corresponde a las únicas comunidades forestales del delta, es decir, a los conocidos bosques de ribera, entre los cuales sobresalen el álamo blanco (Populus alba), especialmente presente en la Isla de Gracia, y que forma parte de la comunidad Vinco-Populetum albae.
En las riberas salobres y en las dunas húmedas podemos encontrar los tarajes (Tamarix gallica), pertenecientes a la comunidad Tamaricetum canariensis.
El arrozal forma parte sustancial del paisaje del Delta y constituye por sí mismo una zona húmeda de importancia capital que comporta, por un lado, una producción alimentaria enorme para las especies salvajes, y, por otro lado, la existencia de una vegetación característica.
Son multitud las especies animales que se aprovechan del arrozal en alguna época de su ciclo.
Allí se encuentran las surgencias permanentes de agua dulce continental más destacadas.
En aquella época, el delta debía tener una extensión parecida a la actual, según indican los sedimentos encontrados en su límite exterior.
Sin embargo, el ascenso marino provocado durante el deshielo de la última glaciación hizo retroceder la costa tierra adentro, hasta que se detuvo hace unos 6000 años y empezó la formación de los deltas actuales.
En la primera, el río Ebro desembocaba en un gran estuario en Tortosa en época de los romanos y no había rastro alguno del delta; en la segunda, ya tenía cierta amplitud.
Varios historiadores sitúan la distancia entre la desembocadura y Tortosa en unos 20 km hacia el siglo XV.