Walter Scott

Para restaurar su salud, lo enviaron a vivir durante varios años a la región rural de los Borders (en el sureste de Escocia, fronterizo con Inglaterra) durante siete meses para estabilizar su enfermedad.Como empleado de un abogado hizo su primera visita a las Tierras Altas escocesas, para ejecutar un desahucio.En 1809, su afinidad con los tories lo llevó a ser cofundador del Quarterly Review, un diario al que hizo contribuciones anónimas.Cuando la imprenta tuvo problemas financieros, Scott decidió, en 1814, escribir obras que le generaran constantes ingresos.La obra tuvo un éxito considerable, y fundó el género de la novela histórica moderna.Incluso cuando estaba claro que no le iba a dañar admitir su autoría, mantuvo las apariencias, aparentemente por diversión.Fundó el Club Bannatyne para imprimir obras raras de historia, poesía o literatura en general escritas en escocés.Y, lo mismo que con sus primeras novelas, dio a luz otras de este género, probando otros ambientes y épocas, como la Francia de Luis XI en Quentin Durward / Quintín Durward (1823).Fue entonces cuando organizó la visita del rey Jorge IV a Escocia (1822), de gran importancia política para congraciarse con sus revueltos y orgullosos habitantes; Scott había preparado un espectacular boato para representar a Jorge como una reencarnación algo rechoncha de «Gentil príncipe Carlos».No muy lejos había una pequeña granja llamada Cartleyhole, que con el tiempo Scott llegó a comprar.Scott era un noble empobrecido que mitificó sus orígenes sociales como una especie de don Quijote.El pasado se configura así para él como una especie de refugio o evasión y un lugar para desarrollar la imaginación, en línea con la primera generación de escritores del romanticismo, la tradicionalista.Influyó en muchos de los escritores del siglo XIX y no solo en los novelistas históricos (así lo reconocía Balzac).Más tarde, alguien tan elogiado hoy como Robert Louis Stevenson fue un gran admirador y continuador de este también novelista escocés.Edward Morgan Forster marcó el camino crítico en su clásico Aspects of the Novel (1927), donde se lo consideraba un escritor trivial de novelas pesadas y carentes de pasión (por más que reconociera que "sabía contar una historia y poseía esa facultad primitiva de mantener al lector en suspenso, jugando con su curiosidad").[8]​ Ciertos defectos de Scott (historicismo, prolijidad) no encajaban con la sensibilidad postromántica modernista, que no supo apreciar su ironía, sus pomposos personajes y sus jugosas descripciones y documentadas reconstrucciones ambientales.No obstante, Georg Lukács, en su excelente La novela histórica (1955), escribió páginas muy matizadas y profundas sobre el talento épico de Walter Scott y su superación del romanticismo al elevar las tradiciones con ciertos héroes demoníacos.El rebrote de la novela histórica, hoy, ha hecho regresar a los grandes maestros.En el terreno operístico, destacan: Franz Schubert compuso lieder (canciones) inspiradas en poemas de Walter Scott (op.Entre ellas estaba Ellens dritter Gesang III, conocido como el Ave María de Schubert.
William Allan , Sir Walter Scott, 1771 - 1832. Novelist and poet (1844), óleo de la National Gallery of Scotland , Edimburgo
Sir Walter Scott en 1824, retrato de Sir Edwin Henry Landseer .
Abbotford House, residencia de sir Walter Scott, en la actualidad
Abbotsford ( Country Seats , de Morris, 1800).
Interior de Abbotsford House .
La torre de Smailholm , una atalaya cerca de la granja de Sandyknowe donde Scott pasó una parte de su infancia y que habitaron sus antepasados.
«El encuentro de Burns y de Scott», óleo de Charles Hardie , 1893 (Dunedin Public Art Gallery).
Monumento en homenaje a Sir Walter Scott en Edimburgo.
Sir Walter Scott , por Sir William Allan , 1831 ( National Portrait Gallery , Londres).
Walter Scott sentado en unas ruinas y acompañado de su perro
Retrato de Franz Schubert de 1827