McComas cesó por razones de salud en 1954, pero Boucher continuó como único editor hasta 1958, año en que ganó el Premio Hugo a la mejor revista profesional, una hazaña que su sucesor, Robert P. Mills, repitió en los dos años siguientes.En 1991 cedió el trabajo editorial a Kristine Kathryn Rusch, que comenzó a incluir más relatos del género del terror y fantasía oscura que durante la época de Ferman.[5] Todas eran revistas pulp, lo que generalmente implicaba que, aunque ocasionalmente publicaran relatos de calidad, la mayor parte de las revistas ofrecían ficción mal escrita y fueron consideradas como basura por muchos lectores.Boucher también conoció a J. Francis McComas, un editor que compartió su interés por la fantasía y la ciencia ficción.Dannay estaba interesado en la idea, pero había escasez de papel debido a las restricciones impuestas por la Segunda Guerra Mundial.[11] El primer número, publicado por Fantasy House, una subsidiaria de American Mercury,[12] vendió 57 000 ejemplares, menos de lo esperado por Spivak, pero en noviembre dio a Boucher y McComas el visto bueno para otro número.El título se cambió a The Magazine of Fantasy & Science Fiction (casi siempre abreviado como F&SF por los fanes y los historiadores de la ciencia ficción) para reflejar en el nombre los contenidos de la revista.[11] Las ventas del segundo número fueron lo suficientemente elevadas para que Spivak se comprometiera aún más, y el futuro de la revista se veía más seguro, a pesar de las dificultades causadas por el hecho de que tanto Boucher como McComas vivían en la costa oeste, mientras que las oficinas editoriales estaban en Nueva York.Ferman estaba considerando unirlas en una sola revista y publicarlas junto a F&SF, pero Cohen decidió mantener ambos títulos.[38] Damon Knight contribuyó con uno de ellos, «Not with a Bang», que él mismo ha descrito como su primer relato totalmente profesional.Respuestas de Poul Anderson y Miriam Allen deFord aparecieron en F&SF al año siguiente; DeFord argumentó que Richardson estaba asumiendo que las mujeres no eran personas de la misma manera que los hombres, y la controversia desde entonces se ha citado como parte del largo debate entre géneros sobre la imagen de las mujeres en la ciencia ficción.[46][44] En 1958 The Magazine of Fantasy & Science Fiction ganó su primer Premio Hugo a la mejor revista profesional, y cuando Mills se convirtió en editor de ese año mantuvo los altos estándares que había establecido Boucher, ganando el premio nuevamente en 1959 y 1960.[12] Mills siguió publicando una amplia variedad de material sin limitar la revista a subgéneros concretos.[58] Boucher no valoró sus propias obras en la sección, aunque en al menos una ocasión citó un nuevo libro suyo, indicándole al lector: «Los comentarios son bienvenidos, en este caso, usted es el revisor».[12][24] Avram Davidson, quien se convirtió en editor en 1962, había vendido su primer relato como escritor a la revista en 1954, aunque se le recuerda más por «The Golem», que apareció en el número de marzo de 1955.[12] A mediados de los años 1960 se produjo un aumento en la diversidad en las publicaciones del campo; revistas como New Worlds y Science Fantasy publicaron material que antes solo podría haber aparecido en F&SF.[61] Christopher Priest decía en 1978 que muchos escritores posteriormente considerados parte de la nueva ola pronto encontraron «un hogar natural para su trabajo» en F&SF.fueron colaboradores habituales; Tiptree publicó algunas de sus historias más conocidas, como «And I Awoke and Found Me Here on the Cold Hill's Side» y «The Women Men Don't See»; entre las de Ellison estaban «The Deathbird» (El pájaro de la muerte), que ganó el Premio Hugo, y «Jeffty Is Five» (Jeffty tiene cinco años), que ganó el Hugo y el Nébula.«The Queen of Air and Darkness» (La reina del aire y la oscuridad) de Poul Anderson ganó un Hugo y un Nébula, «Born with the Dead» (Nacidos con los muertos) de Robert Silverberg ganó el Nébula y la novela de Frederik Pohl sobre la colonización marciana, Homo plus (Man Plus), también ganó el Nébula.[29][63] En 1965 Wilson comenzó a aportar viñetas y continuó haciéndolo regularmente hasta 1981.[12] Durante casi todos los años de la década de 1970, las historias publicadas en F&SF consiguieron más nominaciones a premios y fueron seleccionadas para más antologías «Year's Best» (Lo mejor del año) que las demás revistas; en la década de 1980 ya no fue así, ya que Asimov's Science Fiction asumió el protagonismo, e incluso Omni en ocasiones la empujó al tercer lugar.[12] Cuando Omni rechazó «Monkey Treatment» (El tratamiento del mono), de George R. R. Martin y «Down Among the Dead Men» (Entre los muertos), de Gardner Dozois, que eran historias fantasía oscura, Ferman adquirió ambas.[71] La revista ganó el Premio Hugo a la mejor revista profesional en cuatro años consecutivos, desde 1969 hasta 1972, cuando la categoría desapareció y pasó a otorgarse al mejor editor profesional, que en sus primeros años estuvo dominada por Ben Bova, editor de Analog, pero Ferman lo ganó en tres ocasiones a principios de los años 1980.[75] Entre los nuevos escritores que comenzaron a aparecer regularmente en los años 1980 se encuentra uno de los creadores del movimiento ciberpunk, Bruce Sterling, que publicó sus primeros relatos del universo Shaper/Mechanist en la revista, comenzando con «Swarm» (Enjambre), en 1982.[76] La serie La Torre Oscura (The Dark Tower), de Stephen King se había empezado a publicar en la revista 1979 y cuatro relatos aparecieron durante los tres años siguientes antes de ser recogidos como novela en 1982;[76][77] Michael Shea y Bob Leman contribuyeron regularmente con obras de terror y ficción extraña en los años 1980.[80] Con Kristine Kathryn Rusch como editora, la revista comenzó a publicar más historias oscuras de fantasía y terror, como «The Night We Buried Road Dog», de Jack Cady, que ganó un premio Nébula.[82][83] En una reseña de 1952, James Blish (bajo el seudónimo William Atheling, Jr.)[N 7][87][89] En 2007 Ashley comentó que F&SF había sido «la revista más consistentemente amena de los últimos 50 años».[29] En 2014 Gary Westfahl elogió a los «creativos editores de los años 1980 y 1990, como Gardner Dozois ... y Gordon Van Gelder», aunque agregó que «estos editores ya no eran las figuras más importantes en el campo».[94] También se han publicado numerosas antologías con obras aparecidas en la revista a lo largo de los años.