Sus padres estaban a favor de la unión, pero su abuelo, el emperador Guillermo I, y su canciller, Otto von Bismarck, eran opuestos al plan.
Victoria, desconsolada, cayó en una profunda depresión, que la llevó a sufrir un desorden alimenticio.
La pareja se establecería en el Palacio Schaumburg, en Bonn, donde Victoria pasaría largas temporadas sola debido a las labores militares de su marido.
Tras un aborto involuntario pocos meses después, no volvió a concebir.
Los nuevos deberes como esposa del regente ayudaron a mejorar la salud mental de Victoria.