[1] Entre los siglos XII y XIV, "la veneración general de los santos, tanto entre pueblos como entre sus soberanos, llegó a su forma definitiva con la organización del sufismo ... en órdenes o hermandades".
[17] En idioma persa, que se convirtió en la segunda lengua más influyente y extendida en el mundo islámico después del árabe,[1] el título general que se le da a un santo o un maestro espiritual pasó a ser pīr (en persa: پیر, literalmente "anciano"[18]).Si bien las ramificaciones de esta frase incluyen las connotaciones de un "santo" en general,se usa con frecuencia para referirse específicamente a un guía espiritual de algún tipo.
En los territorios islámicos turcos, los santos son llamados con muchos términos, entre los que están el árabe walī, el persa s̲h̲āh y pīr, así como alternativas en turco como baba en Anatolia y ata en Asia Central (los dos significan "padre") o eren o ermis̲h̲ (de [1] Sus tumbas, entretanto, son "denotadas por términos de origen árabe o persa que aluden a la idea de peregrinaje (mazār, ziyāratgāh), tumba (ḳabr, maḳbar) o mausoleo abovedado (gunbad, ḳubba). Tales tumbas, empero, también se denotan con términos que se usan habitualmente para los conventos derviches, o una parte particular de ellos (tekke en los Balcanes, langar, 'refectorio' y ribāṭ en Asia Central), o para una cualidad del santo (pīr, 'venerable, respetable' en Azerbaiyán)". Según varias interpretaciones sufíes tradicionales del Corán, el concepto de santidad es descrito con claridad. [19] Algunos académicos modernos, sin embargo, sostienen que el Corán no describe explícitamente una doctrina o teoría sobre los santos. [20] No obstante, eruditos islámicos antiguos interpretaron versículos coránicos particulares para referirse a un grupo especial y ensalzado de personas santas. Asimismo, el famoso traductor al inglés del corán Marmaduke Pickthall lo tradujo como "santos" en sus interpretaciones de la escritura.Más aún, el Corán se refiere a milagros hechos por personas santas que no eran profetas como Khidr (Corán 18.65 - Corán 18.82) o la Gente de la Cueva (Corán 18.7 - Corán 18.26), lo que también ha llevado a muchos académicos y estudiosos a concluir que debe existir un grupo de personas venerables que ocupan un rango inferior a los profetas pero que, sin embargo, son ensalzados por Dios.Las referencias en el corpus de la literatura de los hadices a santos genuinos como el preislámico Yurayj̲,[21][22][23][24] no hicieron más que darle mayor credibilidad a esta perspectia antigua sobre los santos. Más aún, es evidente desde el Kitāb al-Kas̲h̲f wa 'l-bayān del místico sufí bagdadí temprano Abu Sa'id al-Jarraz (m. 899) que ya existía una perspectiva cohesiva sobre los santos musulmanes: Al-Jarraz dedica un amplio espacio a distinguir entre las virtudes y milagros (karāmāt) de los profetas y de los santos. [10] En la piedad islámica general de esta época, se entendía al santo como "un contemplativo cuyo estado de perfección espiritual ... [hallaba] permanente expresión en las enseñanzas que legaba a sus discípulos".Era en virtud de tal sabiduría espiritual que los santos eran venerados en el Islam medieval, "y es esto lo que ... [causaba] su 'canonización', y no alguna institución eclesiástica" como ocurre en el cristianismo. El Corán lo ha señalado en diferentes lugares, y los dichos del Profeta lo han mencionado, y quienes niegan el poder milagroso de los santos son solo personas que son innovadores, así como sus seguidores". Según la definición general del santo musulmán en los textos clásicos, representa un "[amigo de Dios] marcado por el favor [especial] divino ... [y] la santidad", siendo específicamente "elegido por Dios y dotado con dones excepcionales, tales como la capacidad de obrar milagros". [31] En otra parte, el mismo autor cita una tradición más antigua para transmitir su entendimiento sobre el propósito de los santos, afirmando que: "Los santos de Dios son aquellos quienes, cuando son vistos, recuerdan a Dios". [39] (De acuerdo con el concepto islámico del castigo de la tumba, establecido por los hadices, los muertos siguen conscientes y activos, los malvados sufriendo en sus tumbas como preludio del infierno y los piadosos a gusto.) Las primeras referencias escritas a santos ascéticos musulmanes en África, "admirados popularmente y con seguidores",se encuentran en hagiografías provenientes del siglo X. [41][42] Otro santo de inmensa popularidad en esta época fue Ibn Ḥirzihim (muerto en 1163), quien también ganó renombre gracias a su devoción personal y su habilidad para obrar milagros. Fue Abu Madyan (muerto en 1197), sin embargo, quien finalmente se iba a convertir en uno de los Awliya Allah del Magreb entero. Adhiriéndose al rito Malikí en cuestiones de jurisprudencia, la orden Shadhili produjo numerosos santos sunitas de amplia veneración en los años intermedios, entre ellos Fāsī Aḥmad al-Zarrūq (muerto en 1494), quien fue educado en Egipto pero enseñó en Libia y Marruecos, y Abū ʿAbd Allāh Muḥammad al-Yazūlī (m. 1465), "quien regresó a Marruecos tras un largo viaje al oriente y luego comenzó una vida como ermitaño", y que alcanzó gran renombre por los milagros que se dice obró con el permiso de Dios. Académicos han notado el rol tremendamente importante[1] que ha jugado históricamente la veneración a los santos en la vida islámica en todas estas regiones, especialmente entre los suníes que frecuentan los miles de tumbas dispersas por la región en busca de bendiciones al realizar el acto del ziyāra (peregrinaje menor). Como han señalado los académicos, se puede clasificar a los santos venerados en el Islam sunita turco tradicional en tres categorías principales:[1] La reverencia hacia los Awliya Allah ha sido parte importante de las tradiciones islámicas sunitas y chiitas, según las cuales santos clásicos de particular importancia han servido como defensores celestiales de ciertos imperios, naciones, ciudades, pueblos o aldeas musulmanes específicos. En seguida aparece una lista parcial de Awliya Allah musulmanes: ʿAbd al-Raḥmān al-T̲h̲aʿālibī (m. ca.