Ziyarat

[5]​ La principal excepción a esta tolerancia hacia el ziyara históricamente se encuentra en aquellas regiones en las cuales la escuela Hanbalí de jurisprudencia ha predominado.

Desde el siglo XVIII este ha sido el caso principalmente en la península arábiga bajo la influencia de las formas Wahabi y Salafi de puritanismo islámico, que evitan toda innovación en el culto que no haya sido claramente sancionada por el Profeta (bida).

[5]​ Los mazares son visitados por peregrinos todo el año, buscando bendiciones (baraka) de los santos sepultados en la tumba-santuario.

Para grandes santos, el urs era ocasión de un ziyara marcado por celebraciones alegres, bailes y oraciones rituales.

[5]​ Si bien muchas élites religiosas locales inclinadas a la reforma (ulemas) han sostenido que las visitas a santuarios sufíes son una innovación no-islámica (bida) y por tanto prohibidas, muchos otros han aceptado tales prácticas como expresiones locales de piedad musulmana.

Aunque tales rituales son de origen tradicional y premoderno, en regiones donde el peregrinaje ziyara es común y está firmemente enraizado en las prácticas locales, se pueden ver con frecuencia musulmanes urbanos modernos entre los peregrinos que celebran los aniversarios de estos santos.

[23]​ El erudito hanafí del hadiz Ali al-Qari declaró que, «Entre los hanbalíes, Ibn Taymiyya se ha ido a un extremo por prohibir el viajar a visitar al Profeta – que Dios le bendiga y le conceda la paz».

[24]​ Qastallani declaró que «el Jeque Taqi al-Din Ibn Taymiyya tiene declaraciones abominables y extrañas en este asunto, al efecto que viajar para visitar al Profeta está prohibido y no es una acción piadosa».

En el chiismo se han esgrimido razones por las cuales los chiíes que participan en la Ziyarah no implican la adoración a las personas enterradas en las tumbas.

En los textos sagrados chiíes se declara que el tiempo entre la muerte y la resurrección (barzaj) debería pasarse cerca de los imanes.

Suníes rezando en la tumba de Talhah Bin Ubaydallah en Basora , Irak
Llevando cadáveres a los Altares Santos, Persia, siglo XIX.