En él ambas naciones pactaron una alianza militar contra terceros países.
Esta alianza sería el motivo de la entrada de España en la guerra contra Gran Bretaña, que trajo como consecuencia la pérdida de Trinidad y Menorca en 1798, los ataques a Ferrol y Cádiz en 1800, o el embargo comercial decretado por Gran Bretaña contra España, el cual vino a sumarse a una situación financiera maltrecha y cada vez más deficitaria.
Este territorio, cedido por Francia a España en el tratado de Fontainebleau (1762), estaba en el interés de Bonaparte para someter la revolución haitiana,[6] y las mismas autoridades españolas estaban interesadas en su cesión a Francia, en la creencia que la fortaleza militar francesa convertiría a Luisiana en un territorio tapón[7][8] entre España y los Estados Unidos.
Las condiciones establecidas en este nuevo tratado confirmaban las disposiciones del anterior, ampliándolas:[12] Este nuevo acuerdo sería ratificado por Carlos IV el 11 de abril de ese mismo año.
[13] El duque Fernando de Parma se negó a aceptar las condiciones del acuerdo en la parte concerniente a su renuncia al ducado, y en lugar de recibir la indemnización acordada en el tratado de 1801 siguió en posesión del ducado, con el beneplácito del gobierno francés, hasta su muerte ocurrida al año siguiente.
[16] La colonia permanecería poco tiempo bajo soberanía francesa, pues al año siguiente Francia vendió Luisiana a los Estados Unidos, incumpliendo la promesa hecha a España en las conversaciones hechas en torno al tratado de 1801.