Sublevación de Carmen de Patagones

Durante los últimos años del período colonial los españoles mantenían como presidios la isla Martín García (en el Río de la Plata y cercana a la capital) y de manera secundaria la remota isla Soledad en las Malvinas.

La detención en Patagones, especialmente tratándose de personas ilustres no implicaba en modo alguno reclusión, ni siquiera la exclusión de la vida social local, suponía en realidad un ostracismo garantizado por el aislamiento que proporcionaba el desierto por un lado y el mar por el otro.

La primera medida fue disponer partidas de reconocimiento para batir el área cercana e indagar acerca del buque para lo cual salió rápidamente una expedición al mando de Torres y Liaño, mientras Ansay permanecía controlando la plaza.

No encontrando ya al navío y suponiendo que se había dirigido al nordeste para guarecerse de los temporales invernales en la cercana bahía San Blas, José Roque González partió disfrazado de gaucho como explorador.

Persuadido el capitán de encontrarse sólo ante un campesino que buscaba unos bueyes perdidos le confió que había enviado días antes por tierra a su segundo, Tomás Fermín Jones, con instrucciones para el comandante Sancho.

El objetivo era reducir al mínimo la guarnición del navío y que González con sus hombres con la excusa de transportar los víveres se sumaran a los que se encontraban a bordo, de manera que en un doble golpe de mano las tropas emboscadas capturaran a los desembarcados y los once del Hiena ocuparan el buque.

No obstante Robinson se negó a desembarcar más tripulantes, prefiriendo que se encargaran los mismos al siguiente día una vez proveída la leña, y envió un bote con uno de los acompañantes de Liaño a tierra.

González recibió esa esquela y sabiendo leer entre líneas embarcó sin dudarlo con un soldado disfrazado de peón simulando aprovechar el regreso del bote para transportar víveres.

Una vez reunidos en cubierta se situaron cerca de Robinson y el siguiente en el mando, el teniente Tomás Wilson, encargado de las tropas, y a una señal los atacaron a cuchillo, tras lo que acometieron a los restantes tripulantes que confiados y desarmados permanecían en cubierta forzándolos a retirarse hacia escotillas con el resto, en total cincuenta y seis, con lo que quedaron dueños de la cubierta.

Rápidamente se sumaron en un bote otros seis realistas con lo que consiguieron la rendición de los poco entusiastas defensores.

Domingo Fernández fue ascendido a capitán de dragones y designado a cargo de la comandancia mientras que el resto de los deportados, conduciendo prisioneros al comandante Sancho, al ministro Quesada, al capellán patriota José Acosta, al capitán Taylor y la oficialidad y tripulación que no se les había sumado, partieron en el Hiena a Montevideo, donde arribaron el 13 de junio y fueron recibidos con extraordinario entusiasmo.

[12]​ Donde lo ha llevado Jones -A ponerlo en escabeche Y por más que se aproveche -La República Argentina De la plata macuquina -Que al pueblo tiene robada

Área de Patagones.
Gaspar de Vigodet.
Carmen de Patagones y Bahía San Blas.
Mapa esquemático de la situación en mayo de 1812.