Se permitía una vez dada la señal, que consistía en levantar como estandarte una lanza enrojecida en sangre.
[1] El saqueo de los bienes a los pueblos conquistados se acrecentó durante las guerras napoleónicas.
Fue especialmente crudo el expolio napoleónico en España, donde se saquearon conventos, iglesias, fortalezas y cualquier edificio que pudiera contener piezas de valor durante la ocupación francesa del país (1808-1814).
Con los acuerdos vertidos en las Convenciones de Ginebra en 1949, se considera un crimen tomar o destruir propiedad privada durante una ocupación, a menos que sea "absolutamente necesario".
Los talibanes han defendido que el gobierno legítimo de Afganistán tiene derecho a seguir saqueando e incendiando casas y pueblos civiles.