Podría considerarse la existencia de diferencias entre los términos profecía y predicción.Por el contrario, la mayoría de las acepciones del citado diccionario referidas a la palabra profecía señalan que se trataría de un «don sobrenatural», es decir, que sería «inspirada por Dios».En las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo, islam), las manifestaciones extraordinarias nunca constituyen lo esencial en los profetas, que se distinguen por tener simplemente carácter de mensajeros.[1] La Torá judía ya trata el tema del falso profeta (Deuteronomio 13:2-6, 18:20-22).[9] En la tierra de Israel, los profetas se diferenciaban por tener los siguientes rasgos:[10] 1) Eran considerados como hombres llamados por Dios, y varios de ellos narraron con claridad su vocación, e inclusive su reticencia inicial a seguir el llamado.Por eso, una de las tres partes del Tanaj es llamada «Nevi'im» (profetas).Son ejemplos de profetismo los profetas Elías y Eliseo, y los profetas «canónicos» Isaías, Jeremías, Ezequiel, Amós, Oseas, Miqueas, Sofonías, Nahúm, Habacuc, Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel, etc.[10] Los evangelios, en particular el Evangelio de Lucas, presentan en torno a Jesús de Nazaret una «red de profetismo», personificada por Zacarías (Lucas 1:67), el anciano Simeón (Lucas 2:25-35), la profetisa Ana (Lucas 2:36-38), y por encima de todo Juan el Bautista.Su actitud frente a los valores recibidos reasume la crítica de los profetas, entre ellos, la ira contra la hipocresía religiosa (Mateo 15:7-9).Él mismo aparece rechazado en su persona: «tienen tapados los oídos y han cerrado sus ojos, para no ver ni oír, para no entender» (Mateo 13:13-20); y quien lo rechaza es la misma Jerusalén que mató a los profetas anteriores a él (Mateo 23:37-40).Luego del saludo inicial, María realiza un cántico de alabanza a Dios, el Magnificat.Se trata de supuestas indicaciones de hechos futuros que según los escépticos están escritas con un lenguaje ambivalente y, por tanto, podrían referirse a casi cualquier evento que se pueda hacer coincidir con el hecho profetizado.
La revolución de 1831. Como profetizó el sabio astrólogo General Ikey Wether-Bridge