Pero la plaza mayor cumplían también una función cotidiana: en ella se instalaban diariamente pequeños comerciantes y mercachifles mestizos e indígenas que ofrecían sobre todo efectos de Castilla, es decir los productos llegados de ultramar.
Los independentistas amotinados, dirigiéndose hacia la Plaza Mayor, tomaron presos a todos los oficiales de la indicada Unidad Militar; depusieron al gobernador Tadeo Dávila y a todas las autoridades civiles realistas.
No se debe confundir con la fuente de Neptuno tallada por Giuseppe Magnani en 1929 que se encontraba en el Prado que posteriormente fue trasladada a la plaza en el parque del Montículo, ambas son totalmente diferentes.
La polémica surgió por la travesía con que se trajo la estatua y otras piezas desde Italia.
Su armador Horacio Ferruccio, con todos los avatares que implicaba una larga travesía por mar y a lomo de bestia para llegar a La Paz, afrontó la desgracia del naufragio del barco que trasladaba la carga.
Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez que se nos atribuye por el inculto español, sufriendo con tranquilidad que el mérito de los americanos haya sido siempre un presagio cierto de su humillación y ruina.
Ya es tiempo, pues, de sacudir yugo tan funesto a nuestra felicidad como favorable al orgullo nacional del español.
En la conclusión final, de la proclama de la Junta tuitiva, están grabados los nombres de los principales líderes revolucionarios: Pedro Domingo Murillo, Basilio Catacora, Buenaventura Bueno, Melchor Jiménez, Mariano Graneros, Juan Antonio Figueroa, Apolinar Jaén, Gregorio García Lanza y Juan Bautista Sagárnaga.
Gualberto Villarroel fue víctima de la conspiración “rosca minero feudal”, que vio amenazado sus privilegios económicos en aquella época.
Que antes era la iglesia del Loreto y el Colegio Seminario dependiente de la Compañía de Jesús hasta fines del siglo XIX, luego siendo demolidas esas edificaciones para construir el Palacio Legislativo estrenado en 1905 y sufriendo reformas y cambios del color en su fachada a lo largo del tiempo, siendo las más notables la de 1925 que le sustituyó la torre original por una mansarda metálica a imitación de cúpula en miniatura, eliminando la mayor parte de las florituras y aristas decorativas del edificio, alterando su original estilo victoriano por uno más asemejado al neoclásico, además de cambiarle el color de la fachada del crema y pardo al blanco entero, en la década de 1950 se le añadió el tuquesa en los detalles, siendo estos reformados por el plateado a fines de la década de 1960, el año 1990 el edificio sufrió otra reforma transformándolo a la coloración del ocre rojizo con detalles blancos para ser nuevamente retocado entre los años 1994 y 1996 bajo el argumento de recuperación de sus "colores originales"; en el año 2014 se sustituyó en su frontis, la apariencia y mecanismo del reloj tradicional o clásico por el denominado “reloj del sur” con el aval del vicepresidente Álvaro García como presidente del Legislativo e iniciativa del entonces canciller David Choquehuanca, quien a la vez es propugnador de tal percepción; las manecillas del reemplazante reloj giran hacia la izquierda (a contrarreloj), inspirados en un supuesto reloj solar andino.
En el año 2016 se empezó la construcción del nuevo edificio legislativo en la parte posterior como anexo, que desde el año 2021 funciona como sede oficial del legislativo boliviano en funciones, siendo su ingreso principal por la esquina de las calles Colón y Comercio, quedando el tradicional edificio para uso ceremonial y administrativamente para papeles secundarios.
El Museo Nacional de Arte (Palacio Diez de Medina) está ubicado frente a la plaza, en intersección del paseo peatonal Calle Comercio y la Calle Socabaya.
Construido en 1775, en un principio fue la residencia del entonces alcalde Don Francisco Tadeo Díez de Medina y Vidango.