También en urbanismo, el chaflán es un recurso de modulación utilizado junto a otros para variar la planimetría y crear distintos efectos acústicos en las ciudades, cuya diversidad no existiría en calles totalmente homogéneas de superficies planas paralelas.
El chaflán tiene un propósito funcional en la estabilización de piezas que necesitan ajustarse entre sí.
Barcelona, 1859[5] y lo replica en su diseño planimétrico para Barcelona (1856), conocido como Plan Cerdá, donde los chaflanes son tan largos como anchas las calles convencionales (20 metros), para permitir el giro no pronunciado de los vehículos, pues pasan de tener que girar en ángulo recto a hacerlo en obtuso.
Así, en Castilla-La Mancha el acto de crear un chaflán generaba ensanchamientos viarios que se utilizaban para colocar fuentes y abrevaderos.
Ejemplo de esto último es la casa Milá de Gaudí, donde la fachada curva unifica las parcelas que ocupa el edificio, tanto las situadas en chaflán como las que no lo están, y en planta se genera una lógica geométrica propia e independiente del chaflán.