Pecio del RMS Titanic

Objeto de leyendas desde la catástrofe, los restos se buscaron durante varios años.

Las primeras investigaciones serias para buscar el pecio en el fondo del mar se iniciaron a finales de los años 1970 a instancias del multimillonario Jack Grimm, aunque fracasaron.

Después del hallazgo, se sucedieron varias expediciones a la zona entre 1986 y 2005.

El buque se encuentra dividido en cuatro partes, seccionadas en un vasto campo de escombros.

Si bien la parte de la proa está relativamente bien conservada, la popa se encuentra en bastante mal estado.

En el curso de las expediciones, varios objetos del navío fueron recuperados y restaurados.

La nave se ha desintegrado progresivamente, erosionada por los microorganismos que pueblan los fondos marinos.

[1]​ Así, los científicos estiman que el barco podría desaparecer en su totalidad entre los años 2025 y 2050.

Vincent Astor contactó así a la compañía Merritt & Chapman con la idea de dinamitar los restos, procedimiento que debería permitir reflotar los cadáveres a la superficie, al precio de la pérdida definitiva del navío.

En 1913, Charles Smith se propuso utilizar sumergibles e imanes eléctricos unidos al casco, pero el proyecto fue abortado por falta de fondos.

[11]​ Se utilizó el equipo sumergible ARGO que iba provisto de cámaras sensibles a la oscuridad.

El descubrimiento del pecio del buque en 1985 por el equipo liderado por Ballard y Michel han devuelto el barco al presente, realizándose numerosas exposiciones de objetos rescatados de los restos y apareciendo numerosas sociedades históricas y culturales que difunden e investigan todo lo relacionado al mítico transatlántico.

La grúa delantera permanece casi intacta, orientada hacia la punta de proa.

El respiradero alargado ubicado delante de la chimena n.º 1 (por donde probablemente fue casi absorbido el segundo oficial Charles Lightoller cuando el mar alcanzó la cubierta de botes, mientras el barco se hundía) ya no se encuentra.

Sin embargo, gracias a ese hueco los exploradores submarinos pudieron introducir, hacia las entrañas del navío, sondas robóticas, equipadas con videocámaras y focos, teledirigidas desde un submarino para lograr explorar los interiores.

Todo el sector que rodea el agujero de la Gran Escalera se ha hundido cayendo hacia la cubierta A.

En la última cubierta puede divisarse, aún ancladas en su sitio, 5 enormes calderas colocadas transversalmente.

También se cree que, a diferencia de la sección de proa, la popa, al hundirse, no se hallaba completamente inundada, lo que pudo provocar durante el descenso un súbito aplastamiento del casco al alcanzar una determinada profundidad, debido a la enorme presión del agua mientras caía en barrena por su forma poco hidrodinámica.

Algunos fragmentos del casco que han sido analizados han demostrado el porqué del naufragio: según los investigadores el acero empleado en la construcción contenía una alta proporción de azufre y fósforo, elementos que conferían a este acero una alta fragilidad al navegar por aguas muy frías; bastó una moderada tensión transversal (el fondo del témpano) para que los remaches saltaran y se produjese la fatal vía de agua.

Vista de la proa del pecio del RMS Titanic en junio de 2004.
Los primeros proyectos de reflote aspiraban a recuperar los cadáveres de varios personajes millonarios, como el del coronel John Jacob Astor .
La pared del camarote del capitán del Titanic, Edward Smith , ha colapsado con el paso de los años, dejando a la vista su cuarto de baño. La bañera se encuentra ahora llena de herrumbre .
Maqueta que representa el estado de la sección de proa del pecio.