El libro tuvo un gran éxito y todavía es considerado un recurso informativo importante sobre el RMS Titanic.
Lord también asesoró al cineasta canadiense James Cameron mientras hacía su película Titanic, en 1997.
[1] Como más tarde expresó, pasó la mayor parte del tiempo en el Olympic «merodeando» e intentando imaginar «algo tan grande» hundiéndose.
Daniel Allen Butler comentó que «aunque fue de inmenso interés para los entusiastas del Titanic en todo el mundo, carecía de la chispa del original»,[3] que alcanzó su quincuagésima impresión en 1998.
The Atlantic Monthly elogió el libro por hacer «un magnífico trabajo de crónica recreativa, apasionante desde la primera hasta la última palabra».
Walker destacó la forma en que Lord evitó contar la historia a través del prisma de la clase social, que había sido el estilo habitual de las narraciones anteriores, y como logró describir exitosamente el elemento humano de la historia, mostrando como reaccionaron ante el desastre las personas a bordo, cualquiera que fuera su clase social.
Nathaniel Philbrick, quien escribió la introducción a la edición conmemorativa del cincuenta aniversario de A Night to Remember, señala que fue el primer libro relevante sobre el Titanic desde el momento de su publicación y durante casi cuarenta años.
La narrativa crea suspenso, haciendo que el lector se preocupe por los personajes y revise el desastre desde su perspectiva.
[8] Los críticos destacaron la forma en que Lord describió el lado humano de la historia del Titanic, que el New York Times llamó «el núcleo de la narración del señor Lord, que explica su capacidad de fascinación, un tirón tan poderoso a su manera como el último movimiento descendente del barco mismo».
[13] Tuvo un enfoque similar al libro, sin tener personajes dominantes y cambiando entre una multiplicidad de escenas.
Su conclusión refleja el tema mundial histórico de Lord de «un mundo cambiado para siempre» con una conversación ficticia entre dos supervivientes, Lightoller y el coronel Archibald Gracie, sentados en un bote salvavidas volcado.
[15] Tras la muerte de Lord en 2002, legó al Museo Marítimo Nacional en Greenwich, Inglaterra, su gran colección de manuscritos, cartas originales y recuerdos del Titanic, que había reunido durante toda su vida y que utilizó para escribir A Night to Remember.