Halomonas titanicae es una especie de bacteria gramnegativa que fue descubierta en los restos del Titanic en 2010.
Sus descubridores fueron los investigadores Henrietta Mann y Bhavleen Kaur, de la Universidad de Dalhousie (Halifax, Canadá) y Cristina Sánchez-Porro y Antonio Ventosa, de la Universidad de Sevilla (Andalucía, España).
[2][3] Se sospecha que esta bacteria sea una amenaza para el casco de los barcos y para las estructuras metálicas submarinas tales como las plataformas petrolíferas.
[4] El microorganismo se adhiere fácilmente a superficies de acero, creando salientes de herrumbre.
Se cree que trabaja en conjunto con otros organismos para acelerar la corrosión.