Fue declarado monumento histórico nacional en 1933 y fue objeto de sucesivas alteraciones, fijándose su aspecto actual en 1940.
Ese 30 de junio, Hernandarias comunicó que los trabajos ya habían comenzado.
[3] Su construcción finalizó hacia 1610, aunque al poco tiempo comenzaron varias remodelaciones a su forma original que terminarían después de 200 años.
Los trabajos en el Cabildo porteño se reiniciaron en 1731, a cargo de los maestros albañiles Miguel Acosta y Julián Preciado.
En febrero de 1779 ocurrió un suceso casi fantástico, cuando en una tormenta la torre del edificio fue alcanzada por un rayo (según versiones, este tocó directamente la frase "Casa de Justicia", borrando la sílaba Jus[4]), y los mecanismos del reloj quedaron seriamente dañados.
El balcón concejil de hierro fue agregado a fines del siglo XVIII.
[5] Durante las siguientes décadas el Cabildo se mantuvo sin mayores modificaciones, e incluso su reloj comenzó a sufrir recurrentes averías debido a su antigüedad, en tiempos de Juan Manuel de Rosas, al punto de que un cronista francés comentó burlonamente, en 1850, que el gobernador terminó ordenando a los relojeros de la ciudad que ajustaran sus cronómetros al reloj del Cabildo, sin importar la hora que diese.
[6] En 1860, este reloj fue reemplazado por uno adquirido en la casa inglesa Thwaites & Reed, mientras que el viejo reloj español fue trasladado a la iglesia de Balvanera, donde volvería a ser sustituido por otro, y no se sabe más de él.
[7] La torre, elemento característico en los ayuntamientos medievales, se incorporó definitivamente en 1765, aunque luego sufrió drásticas modificaciones.
Los gustos por la moda europea hacían que la arquitectura colonial fuera vista como pobre e insípida, y así el Cabildo fue sencillamente disfrazado, perdiendo proporcionalidad y autenticidad: la desgarbada torre no tenía nada que ver en estilo con las arquerías coloniales ni con las balaustradas.
En 1889, debido a la apertura de la avenida de Mayo, el ingeniero Juan Antonio Buschiazzo tuvo que demoler un costado del Cabildo, con lo cual desaparecieron los tres arcos del lado norte.
Se aprovechó la oportunidad para demoler la torre construida por Benoit, pues su excesivo peso ponía en peligro la estabilidad de la construcción.
[3][7] Con motivo de esta demolición el Intendente José Guerrico afirmó que se había dado "un paso hacia la total demolición del vetusto edificio que deberá desaparecer cuanto antes pues así lo reclama el progreso de la ciudad" y solicitó al poder ejecutivo nacional que le entregase el edificio a la ciudad.
Todas estas construcciones anexas fueron demolidas y se abrió al público el nuevo Patio del Cabildo, incluyendo un pasaje peatonal semi-público que conecta la avenida de Mayo con la calle Yrigoyen, y en el cual funciona hoy en día un café.